Sara y Helena cumplieron 18 años el pasado mes de mayo. La celebración les pilló en un doble confinamiento, el de la pandemia y el de la selectividad. Les tocó quedarse en casa, en Santa Coloma de Farners, con su padre, bombero, y su madre, bióloga y profesora de escuela. Las gemelas Bonet Mola se han colado entre las notas más altas de las pruebas de acceso a la universidad. Una casualidad que resulta aún más inquietante al comprobar que han logrado la misma puntuación, un 9,80. Lo fácil sería pensar que son iguales. Pero no.

Lógico desenlace

"Siempre han sido muy aplicadas", dice su madre, Esther, usando esa palabra que es tan descriptiva de una trayectoria como lo es del orgullo que siente por sus (ya no tan) pequeñas. Dice de ellas que siempre "han tenido ganas de aprender", y cuenta sus andaduras académicas sin excesiva sorpresa, quizás consciente de que este es el final lógico a una actitud que siempre ha tenido en el epicentro las palabras "trabajo" y "esfuerzo". "Les hemos repetido lo importante que es perseguir los sueños, pero no creas que ha hecho mucha falta, ellas han tenido siempre muy claro qué es lo que querían hacer". También habrá ayudado, admite la madre, que la adolescencia no fuera especialmente efervesente...

No son iguales (tampoco físicamente) porque, echando mano de la vieja definición, una es de letras y la otra es de ciencias. Helena se decantó por la parte científica y Sara optó por la humanista. La primera quiere entrar en Medicina en Girona y su hermana se decanta por Periodismo en la Pompeu Fabra. Es decir: se separarán por primera vez en su vida, cosa que siempre es duro pero más lo debe ser cuando se trata de tu gemela, a la que ya conocías nueve meses antes de nacer, semana arriba, semana abajo. Más allá de las diferencias respecto a su futuro, Esther también señala rasgos psicológicos particulares. Helena, por lo que cuenta, ha salido más a ella, con esa capacidad de exteriorizar emociones, nervios o tristezas. "En cambio Sara quizás es más como su padre, reservada, guardándolo todo dentro". No fue el caso en el momento de conocer la nota, donde abundaron los gritos sin distinción de personalidades.

Curar a los demás

Laia Marcos es otra de las estudiantes que ha sobresalido en esta selectividad. Ha conseguido un 9,90, acariciando la perfección. Entrará en la Universitat de Barcelona para estudiar Medicina, vocación que ha heredado de su padre, físico, que siempre le animó a estudiar asignaturas vinculadas con la ciencia. "Hay pocas cosas que puedan compensar tanto como curar a una persona", ha relatado a Efe esta alumna del Instituto Puig Castellar de Santa Coloma de Gramenet. Público, por cierto.

Martí Solà, con la misma nota, podrá cumplir su sueño de estudiar el doble grado de Física y Matemáticas de la Autònoma de Barcelona, que solo dispone de 20 plazas y requería el pasado año de la media más alta. Las notas salieron el viernes, pero cuenta que prefirió esperar al día siguiente para chequearlas. Seguridad en sí mismo. O las cosas de la postadolescencia.