Nadie del barrio de Lourido, esperaban que Miguel "el del monte" -como llamaban en la zona al presunto homicida- pudiera tener una pistola en la chabola en la que residía.

Ni a los propios familiares de las víctimas se les pasaba por la cabeza que pudiera estar armado. Una de las hermanas de Genoveva y de Miguel reconocía que le parecía "increíble y de ciencia ficción" que dispusiera de un arma de fuego. "Ninguno de mis hermanos es conflictivo", señalaba, y aunque admitió que no mantenía una relación muy cercana con el supuesto autor de los hechos, recalcó "nada hacía pensar que pudiera suceder algo así".

"Todos tenemos nuestras diferencias, no somos una familia que tenga una relación muy allegada, pero por lo que yo conozco de ellos no son personas para llegar a este extremo. Nadie esperaba algo así", afirmaba la hermana de Miguel y Genoveva.

También reconoció que su hermano tuvo "problemas con los porros desde la adolescencia", pero no tiene constancia de que consumiese otras drogas.