"Todos llevamos un matemático dentro, que quizá está dormido o asustado". Es una de las frases del profesor Eduardo Sáenz de Cabezón, que intenta en cada exposición hacer atractivas las matemáticas y enganchar a alumnos y público. Además de docente, es escritor y divulgador en programas como Órbita Laika. El día 26 impartirá una conferencia en el IV Foro educativo de FARO.

¿Qué se encontrará el público en su conferencia, titulada 'El espejismo de la mayoría'?

Será como una especie de clase. El espejismo de la mayoría es un concepto que se utiliza en matemáticas, para redes, por ejemplo. En un grupo de personas en el que hay dos opiniones la mayoría de la gente cree que la opinión mayoritaria es la que en realidad no es. Hay un espejismo de la mayoría. Digamos que hay una opinión minoritaria y la gente cree que esa es la mayoritaria.

¿Cómo solucionar el error de percepción?

Todo esto viene a ilustrar cómo muchas veces nos equivocamos colectivamente usando las redes, a través de ellas. Pretende ser como una llamada de atención a nuestra responsabilidad, riesgos y a cómo las matemáticas pueden ayudarnos a descubrir si las cosas no están funcionando como pensamos. Y es un ejemplo de cómo el pensamiento matemático puede ayudar a ser ciudadanos más críticos y ejercer la ciudadanía de forma responsable.

Usted dice que hay pocas cosas que sean más humanas que las matemáticas...

Porque realmente es una de las formas que los humanos tenemos de acercarnos a la realidad. Hasta el punto de que Galileo decía que la naturaleza está escrita en lenguaje matemático.

Con perspectiva matemática...

Leemos la naturaleza con un lenguaje matemático. Las matemáticas tienen esas nociones básicas de contar, medir y ordenar y todo aquello que implique esto, de la forma más básica o más sofisticada, es matemática. Los seres humanos nos enfrentamos al mundo contando, midiendo y ordenando. El lenguaje y la música son otras formas de expresión de lo que significa el ser humano. Las matemáticas también lo son y de una forma muy privilegiada.

¿Cómo es posible que sean tan odiadas por mucha gente desde la escuela?

Creo que hay varios factores. Las matemáticas tienen su dificultad. Por otro lado, las identificamos solamente con las matemáticas de la escuela y son mucho más. Además, aunque ahora está cambiando, el papel del profesor es de único mediador. En otra disciplina, como Lengua y Literatura, está el cine, la poesía... es decir, se puede ir mucho más allá de la escuela. Con las matemáticas, muy poco, a diario, fuera del colegio. Y creo que deberíamos introducir más el concepto de disfrute dentro del aula. Hay muchos profesores que lo están haciendo muy bien. Tenemos mucho complejo con las matemáticas y son una puerta abierta al disfrute, enorme.

Y muchas personas que han estudiado logaritmos o integrales no saben para qué sirven...

¡Y mira si se han usado en esta pandemia! Para describir las curvas de crecimiento de la pandemia; la escala logarítmica en la comunicación de los datos, por ejemplo. Si no hubiese habido dicho enfoque científico y matemático durante este tiempo estaríamos mucho peor.