Usted asegura que hay que enseñar vida a través de las asignaturas...

Cierto. Quizás haya que cambiar el concepto de asignaturas. La asignatura debe ser un medio para desarrollar a la persona y no un fin en sí mismo. La cuestión más importante no la tiene el concepto de rectángulo o diagonal sino qué aporta al desarrollo integral de la persona.

¿Qué piensa sobre las materias?

No es cuestión de matemáticas o de lengua. Es que las matemáticas, la biología, los idiomas verdaderamente contribuyan al desarrollo del estudiante. Además, tienen que creer en sí mismos. Confiar. Todo esto es mucho más importante que un nombre de una materia.

Es otra forma de verlo...

Yo no digo que no haya que saber matemáticas, ¡eh! ¡Ojo! Claro que las hay que saber. Pero hay que tener presente: procedimiento, objetivo y finalidad. La finalidad es saber pero el saber no se puede envolver solo hoy en día con el carácter intelectual que hasta ahora se valoraba del ser humano. También hay que saber estar. Y cuando hablamos de vida real. Del aprendizaje en la vida real. Reflexionemos en qué es vida real. Yo he conocido entornos muy desagradables de la vida real. Hay situaciones en que los niños lo pasan muy mal debido al entorno en el que viven. Esto ha de tenerse en cuenta. Hay que trabajar con ese niño o niña, con sentido común, con un entorno que les favorezca, con una realidad de vida que desarrolle su persona. Y esa realidad de vida que la escuela tiene que ofrecer no coincide con su vida real o no debe coincidir porque debe mejorar su situación.