La pregunta fundamental no es cómo de bien realizan los niños y niñas los ejercicios que hacen, sino cuánto bien les hacen a ellos los ejercicios que realizan. El profesor de Matemáticas, escritor e investigador de temas educativos José Antonio Fernández Bravo apunta que es crucial provocar en el que aprende una necesidad de "querer conocer". Impartirá el próximo sábado 26 una conferencia en el IV Foro educativo titulada: "Enseñar desde el cerebro del que aprende".

¿Qué chip

Primero: contar con ellos. Enseñar desde el cerebro del que aprende, no desde el cerebro del que enseña, como se sigue haciendo en muchas ocasiones. Estamos obsesionados en poner los ojos del niño en la mente del maestro y hay que poner los ojos del maestro en la mente del niño. Esto es lo primero que debíamos facilitar. A partir de ahí: creer en el que aprende, escuchándole. Me tiene que escuchar, también, claro. Y yo no puedo escucharlo si yo no creo en él. Si cuando, ante una contestación, yo lo juzgo, no estoy creyendo en él ni escuchándolo. Si ante esa contestación, pregunto e investigo, ya estoy contando con el que aprende.

¿Contando con metodologías activas también?

Sí, aunque esto va mucho más allá que cualquier metodología activa, manipulación de materiales o cualquier otra cosa. Porque yo puedo utilizar una manipulación de materiales imponiendo el pensamiento del que enseña, sin respetar al que aprende, por ejemplo. Quiero decir con esto que tengo que pensar con ellos, no se lo puedo dar hecho. Tienen que conquistarlo juntos. Yo estoy para canalizar esa conquista, ese descubrimiento. Eso es pensar con ellos. Plantear alternativas distintas, ser capaz de darles opciones para elegir una, para tomar decisiones propias.

Habla de que los niños y niñas se sientan protagonistas.

¿Qué posibilidad tengo yo de aprender compartiendo, escuchando, indagando y permitiendo que las respuestas sean resultado de haberlas dialogado juntos. En ese concepto de vida, los alumnos tienen que sentirse protagonistas. Ese protagonismo, esa educación del corazón, significa escuchar sus latidos. Sentirles vivos. Ellos son partícipes de su adquisición.

¿Qué es lo que no hay que perder de vista?

El objetivo. Puede cambiar el procedimiento pero el objetivo no. Una clase empieza cuando te ganas sus ganas de participar.

¿Qué espera de su conferencia el sábado día 26 en el IV Foro de Educación de FARO ?

Espero que se cree una sensación de disfrutar, compartiendo ideas y permitiendo el diálogo interior que nos permite pensar. Reflexión, disfrute, flexibilidad de pensamiento y hay que buscar la otra mirada. Amplitud de alternativas y depende de cómo miramos. Tenemos que estar abiertos a reflexionar no sobre qué bien hace el niño una ficha, un problema o un ejercicio sino cuánto de bien le hace la ficha, el ejercicio o el problema al niño. Pensar que es necesario enseñar desde el cerebro del que aprende.