La Guardia Civil encontró ayer por la tarde restos óseos en la finca que fue propiedad del autor confeso de la muerte de Manuela Chavero, la mujer desaparecida en julio de 2016 en la localidad pacense de Monesterio. Fuentes cercanas al caso informaron de que en el rastreo de esa finca se encontraron algunos restos que están pendientes de analizar y que podrían corresponder a la fallecida, porque el detenido confesó que enterró el cuerpo en ese lugar.

El joven, de 28 años, que vive muy cerca del domicilio de Chavero y es conocido de la familia, confesó que mató a la mujer, de 42 años, tras ser detenido a última hora de la tarde del jueves.

Ayer por la mañana fue trasladado a dependencias de la Guardia Civil de Zafra (Badajoz) para tomarle declaración y en donde confesó el crimen, tras lo que fue conducido hasta la finca de su propiedad, y ubicada en el paraje conocido como La Dehesa, a unos cuatro kilómetros al norte del casco urbano del municipio.

Tras la muerte de su padre, el presunto autor de la muerte de Manuela Chavero heredó tres fincas, una de ellas en la que se encontraron ayer los restos óseos.

Hace unos días, Emilia Chavero, hermana de Manuela, entregó a los investigadores una carta anónima en la que se apuntaba al ahora arrestado como sospechoso de la desaparición de la mujer. Los agentes dieron credibilidad a este escrito, lo que unido a las pesquisas que llevaban realizando hace tiempo motivaron la detención.

Ayer mismo, esa hermana de Manuela Chavero reveló que el detenido estaba obsesionada con la víctima y que sospecharon de él desde el primer momento. "Es una persona violenta que estaba obsesionado con mi hermana", aseguraba para resaltar que le conoce "perfectamente".

"Incluso hablé con él al mes de pasar lo de mi hermana, por eso no me miraba a los ojos... madre mía", lamentaba ayer la hermana de Manuela. "Ha dejado a toda una familia destrozada y a dos niños sin su madre", zanjó.

La investigación sobre lo sucedido corre a cargo de la Sección de Homicidios de la Unidad Central Operativa (UCO) y los agentes de la Guardia Civil en Badajoz. También se sumaron ayer efectivos especializados en la búsqueda de restos cadavéricos del Servicio Cinológico, que se han desplazado hasta la zona en la que finalmente se hallaron restos óseos aunque todavía se desconoce si corresponden o no a esta mujer desaparecida desde hacía ya cuatro años.

En el momento de su desaparición, Manuela Chavero tenía la puerta de su vivienda -situada a escasos metros del ahora detenido y autor confeso de su muerte- cerrada pero las luces y la televisión estaban encendidas y sobre una mesa se encontraban el teléfono móvil y las llaves de la casa, además de toda su documentación personal. Por ello, desde un primer momento la familia apuntaba a que su desaparición no podía haber sido voluntaria.