"El confinamiento y el estado de alarma es el desastre económico y hay que evitarlo por todos los medios". Con estas palabras la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, presentó ayer las nuevas restricciones que pretenden frenar la expansión del Covid-19 en la autonomía. De este modo, anunció que desde el lunes se restringe la movilidad de más de 850.000 personas al prohibirse entradas y salidas en las 37 áreas sanitarias más castigadas, tanto de la capital como de otros siete municipios. Una medida que se mantendrá durante 14 días.

Los ciudadanos podrán salir a trabajar, comprar o llevar a los niños al colegio, aunque sea en otras zonas y viceversa. Además, se harán casi un millón de test rápidos a los habitantes de estas áreas y se restringen las reuniones, tanto en privadas como en lugares públicos, a un máximo de seis personas en toda la comunidad. También se cierran parques infantiles y jardines .

Ayuso se reunirá el lunes con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para buscar "seguridad jurídica" y crear "un espacio de colaboración" porque necesitan "la fuerza del Estado" y las herramientas que ellos no tienen como Gobierno autonómico, sobre todo en materia de seguridad ciudadana, indicó.

De las 37 áreas sanitarias, 26 se encuentran en Madrid capital, en seis distritos, y el resto se reparten en los siguientes municipios: Fuenlabrada, Humanes, Moraleja de Enmedio, Parla, Getafe, San Sebastián de los Reyes y Alcobendas. En total, representa un 13% de la población madrileña, si bien concentran casi el 24% de los casos de coronavirus detectados en la última semana.

La pretensión de la Comunidad de Madrid es controlar las entradas y salidas de las zonas restringidas con la ayuda de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Si bien, sí se permitirán los movimientos por motivos laborales, médicos, accesos a centros educativos, regreso a la zona residencial; asistencia a personas mayores, menores o dependientes; acceso a entidades bancarias o de seguros; acudir a exámenes o cualquier otra necesidad prioritaria, urgente o de fuerza mayor.

Además, dentro de las áreas confinadas se permiten los desplazamientos, como los paseos o las actividades deportivas, si bien el Gobierno autonómico recomienda a los habitantes de las zonas afectadas que salgan de sus casas lo menos posible. Se reducen aforos al 50% en comercios y bares. Los locales de ocio, como restaurantes y cafeterías, cerrarán a las 22.00 horas.

Gallegos residentes en la capital de España mostraban ayer su preocupación porque el virus está desbocado, pero se mostraban escépticos respecto a las medidas adoptadas, especialmente por cómo va a controlarse su cumplimiento. Mercedes Quintas trabaja en un hospital del sur de la comunidad madrileña y asegura: "Tenemos dos de las tres zonas hospitalarias repletas y la UCI también. En breve estaremos tan desbordados como en abril. Creo que la gente es inconsciente, salgo a correr y veo niños mayorcitos de un colegio que salen al recreo se quitan la mascarilla, señores mayores que tampoco la llevan. En abril viví cómo en un solo día se bajaron 15 fallecidos por Covid-19 a la morgue, y no todos eran mayores. Me impresionó una mujer de 38 años y sin patologías previas".

El gallego Javier Roibás es periodista en Madrid. Vive en Chueca, una zona que, incide, no está afectada. "Está claro, por lo que dicen la presidenta y el consejero de Sanidad que las cosas no van bien y la situación se agrava cada día más. Soy escéptico con las medidas adoptadas por la Comunidad. No sé cómo van a poder controlar quien entra o sale de un barrio. Resulta sorprendente, además, que puedas ir a una casa de apuestas y no al parque. Veremos qué ocurre a partir del próximo lunes", señala.

José Agulló es un ingeniero de caminos ferrolano que trabaja en Madrid. En su caso, supervisa unas obras de Plaza de Castilla y reside en Argüelles. "Comparto piso con compañeros que tienen teletrabajo y se han ido mientras pueden a sus ciudades de origen, y en la obra estamos muy concienciados desde el pico duro de la pandemia en marzo. Llevamos mascarillas, todo tipo de protectores y nos hacemos PCR. Creo que en el centro de Madrid la gente es muy responsable, tal vez porque hay muchas personas mayores. Llevan mascarilla y guardan distancias. En cuanto al ocio, me tocó trabajar todo el verano y estaban cerrados casi todos los establecimientos. Lo más que se podía hacer era ir a una terraza hasta la una de la madrugada, pero a partir del próximo lunes sólo será hasta las 22.00 horas", explica.