El coronavirus acorta la esperanza de vida. La pandemia de Covid-19 podría causar una disminución de un año, a corto plazo, de la esperanza de vida en zonas fuertemente afectadas del mundo si la enfermedad afectara al diez por ciento de una población, según un estudio que publica Plos One. El estudio indica, sin embargo, que incluso en las regiones más afectadas "es probable que la esperanza de vida se recupere una vez que la pandemia haya terminado".

Un estudio publicado por Oxford University Press en nombre de la Facultad de Salud Pública, incidía en que los aumentos sustanciales de la mortalidad en las poblaciones de todo el mundo y en el caso concreto de Madrid la esperanza de vida se reducía en 1,9 años para los hombres y en 1,6 para las mujeres tras la pandemia.

Los investigadores de Plos One construyeron un modelo de microsimulación sobre la probabilidad de contraer la enfermedad, de morir por ella o por otra causa durante un período de un año, teniendo en cuenta las diferentes tasas de mortalidad de la enfermedad para diferentes grupos de edad.

Otro de los firmantes del estudio, Sergei Scherbov, del IIASA destacó que a Europa le llevó casi 20 años que la esperanza media de vida al nacer aumentara en seis años, de 72,8 años en 1990 a 78,6 años en 2019, pero el Covid-19 podría hacer retroceder ese indicador. Sin embargo, admitió, "no sabemos qué va a suceder más adelante" pues la mortalidad por esta enfermedad "está disminuyendo, probablemente porque se ha definido mejor el protocolo de tratamiento".

El investigador consideró que este tipo de análisis es útil para los responsables de la toma de decisiones, ya que muestra a grandes rasgos el costo potencial de las vidas perdidas debido a la enfermedad. La investigación proporciona "la primera evaluación del impacto potencial del Covid-19 en la esperanza de vida siguiendo una serie de escenarios de tasas de prevalencia en un período de un año", explicó el investigador principal, Guillaume Marois, del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA).

Las tasas de prevalencia (cantidad de infectados en relación con la población total) muy bajas no afectarían a la esperanza de vida, pero si fueran del 2 % "podrían causar una disminución de la esperanza de vida" en los países donde ésta es alta, aproximadamente de unos 80 años, especialmente en Europa y América del Norte, señala el IIASA. En esas mismas zonas y con una prevalencia del 10%, "es probable que la pérdida de la esperanza de vida sea superior a un año", pero "si llegara al 50 %, la disminución sería de entre 3 y 9 años. En las regiones menos desarrolladas, el impacto sería menor pues hay una menor supervivencia en las edades más avanzadas", indica Marois.

La científica gallega del CSIC y experta en demografía, Dolores Puga, expone que otras pandemias, como la gripe de 1.918, o la Guerra Civil en España y las Guerras Mundiales, llevaron a que la evolución de la esperanza de vida tuviera un retroceso. A la espera de la inmediata publicación de datos sobre España, apunta que la incidencia se determinará en función del de lo que dure la pandemia, si bien son pérdidas que después se recuperan.

"A largo plazo no cambia nada y el cambio demográfico va a seguir siendo el mismo, pero con estas muertes, mas tempranas de los esperado, se truncan trayectorias que podrían haber tenido buena calidad de vida durante décadas". En su opinión, si no cambia la mortalidad por edades -los mayores entre 80 y 85 años suponen el 40% de los fallecidos-"la huella de esperanza de vida será menos profunda que si afectara a niños y madres jóvenes. La tendencia general que se mantiene desde hace siglo y medio de la esperanza de vida, no se verá alterada", indica, a la vez que añade que no siempre la esperanza de vida de un año es superior a la del anterior.