El fósforo es uno de los seis componentes esenciales de los seres vivos, junto con el oxígeno, el hidrógeno, el nitrógeno, el carbono y el azufre. Cuando se combina con el oxígeno, se crean los fosfatos, necesarios para la formación de las moléculas de ADN y ARN. Resulta imprescindible, además, tanto para el intercambio de energía en el interior de las células como para el desarrollo de sus membranas. Sin la presencia de este elemento químico, por tanto, la vida en la Tierra no sería posible.

El pasado mes de agosto, la prestigiosa revista Nature Communications publicó un artículo firmado por científicos del Centro de Investigación TIC (Citic) de la Universidade da Coruña (UDC) y del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) sobre el descubrimiento de un nuevo tipo de estrellas muy ricas, precisamente, en fósforo y que podrían ayudar a explicar el origen de este elemento químico en nuestra galaxia, la Vía Láctea, y su posible relación con el desarrollo de la vida en la Tierra. Uno de los autores coruñeses de ese trabajo, Raúl Santoveña, acaba de ser distinguido en los Premios de Investigación que convoca, cada año, la Real Academia Galega de Ciencias (RAGC). En concreto, el informático del Citic se hizo con el galardón en la categoría de jóvenes investigadores, dotado con 2.000 euros. El premio principal recayó en una investigación que abre nuevas puertas a la terapia con células madre, liderada por un equipo del Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermidades Crónicas (CiMUS) de Santiago (USC).

"Es un honor y me hace muchísima ilusión recibir este premio de la RAGC por un trabajo que es una adaptación del artículo publicado en Nature Communications, traducida al gallego y centrada más en mi labor. Evidentemente, sin el esfuerzo de mis compañeros y la publicación original no existiría la versión galardonada, así que el mérito es de todos", subraya Santoveña.

En el artículo original del que se hizo eco la prestigiosa revista científica se presentaba el descubrimiento, inédito, de quince estrellas muy ricas en fósforo. "Desde el punto de vista de la astrofísica supone un gran hallazgo, principalmente porque los modelos de nucleosíntesis y evolución galáctica actuales no predicen correctamente la cantidad de fósforo que es posible encontrar en el Sistema Solar o en cualquier otra estrella. Nuestro descubrimiento podría servir, en el futuro, para determinar la procedencia de ese elemento y ayudar a corregir esos modelos", explica el informático del Citic, quien especifica que él y su compañero Carlos Dafonte se encargaron de la detección de las estrellas, mientras que el estudio y catalogación de esos cuerpos celestes recayó en la astrofísica coruñesa Minia Manteiga y en sus homólogos del IAC canario. "Lo que hicimos fue elaborar un algoritmo capaz de procesar los cientos de miles de espectros estelares con los que trabajamos, y reconocer las líneas espectrales contenidas en ellos. Cuando estas líneas aparecen en longitudes de onda concretas, sirven para evidenciar la presencia de ciertos elementos, como en este caso puede ser el fósforo", apunta Sandoveña, y concreta: "El algoritmo que desarrollamos permite identificar estas líneas de fósforo mediante técnicas de Big data y procesamiento de señal".

El principal proyecto en el que trabaja el equipo de la UDC al que pertenece Raúl Santoveña es la misión Gaia, la joya de la Agencia Espacial Europea (ESA), cuya finalidad es realizar el primer mapa tridimensional de la Vía Láctea. No obstante, el informático de Citic aclara que los datos del trabajo publicado en Nature Communications y que acaba de ser premiado por la RAGC se extraen de un proyecto perteneciente al consorcio FDFF. "Su objetivo es similar al de Gaia, pero está dividido en varios subproyectos. Uno es Apogge, que mide o recoge información de los espectros de las estrellas, tanto en el hemisferio norte como en el sur. Esta iniciativa cuenta actualmente con dos espectógrafos, situados en observatorios de Nuevo México y Chile, y nosotros trabajamos con los datos que desde allí nos proporcionan. En el último lanzamiento ( data release), se localizaron unos 400.000 objetos, pero solo detectamos fósforo en quince, de ahí que su descubrimiento sea tan importante", remarca.

En su trabajo, los investigadores coruñeses y canarios refieren las técnicas utilizadas para llegar a ese hallazgo y apuntan las razones que podrían explicar por qué esas estrellas contienen tanto fósforo y por qué los modelos de nucleosíntesis actuales son incapaces de predecir la "sobreabundancia" de ese elemento químico. "La principal hipótesis que proponemos es que su origen se debe a una generación de estrellas masivas, que probablemente ya eran peculiares desde el punto de vista químico, y cuya existencia finalizó en forma de explosión. Las estrellas descubiertas ahora se habrían formado en una nube de gas contaminada por los elementos químicos que expulsaron esas estrellas masivas al morir", apunta Santoveña, quien aclara que su equipo trabaja ahora "en dos partes". "Los informáticos estamos centrados en la mejora del algoritmo, porque obviamente no es perfecto y creemos que podemos encontrar más objetos con esta presencia de fósforo; y los astrofísicos, en intentar confirmar esa hipótesis o determinar cuál es la razón real de la procedencia de estas estrellas", concluye.