Las vacunas pueden prevenir las formas graves de enfermedad clínica y sin evitar la infección. Ejemplos de este tipo de vacunas son, por citar alguna, la de la gripe o la de rotavirus, que no impiden que puedas tener la infección, sino que lo que evitan son las consecuencias graves de esa infección una vez que la tienes reduciendo la tasa de complicaciones de hospitalización o de muerte.

Otras vacunas no solo evitan las formas clínicas graves de enfermedad sino que son capaces de evitar la propia infección, es decir, pueden evitar que incluso el microorganismo te infecte. La ventaja de estas vacunas es que además de evitar la enfermedad bloquean la capacidad de que la persona vacunada pueda transmitir la infección a otros y eso hace que la posibilidad de obtener una protección comunitaria es decir de proteger incluso a personas no vacunadas, o de reducir la transmisión comunitaria de esa infección sea mayor. Ejemplos de estas vacunas son la vacuna frente al neumococo o frente al sarampión.

Estas son características diferenciales de las vacunas. No quiere decir que sean buenas o malas porque tengan o no tengan esta característica, sino que condicionan la estrategia poblacional y utilización de estas vacunas y los efectos que podemos esperar desde un punto de vista clínico de utilización de recursos y también epidemiológicos.

La primera generación de vacunas frente a la Covid-19 se centra en el conocimiento básico actual que tenemos de la infección, de cuáles son los aspectos esenciales del virus y también de cómo se defiende el ser humano frente a esta infección. Y sobre estos principios se construye la vacuna. Estoy seguro de que tendremos múltiples vacunas diferentes lo cual es esencial no solo por las diferentes características que puedan tener y que sean complementarias, sino para lograr abastecer un mercado en el que serán necesarias billones de dosis. Es difícil saber hasta que tengamos datos de eficacia clínica de estas vacunas, que son los que nos van a proporcionar los ensayos clínicos en fase tres, cuál es el funcionamiento y el impacto de las mismas. Pero si nos basamos en los datos que tenemos de estudios en modelos animales y en laboratorio, con todas las limitaciones que esto tiene a falta de los datos de eficacia clínica en humanos, parece más probable que la primera generación de vacunas sea sobre todo capaz de evitar enfermedad clínica y no tanto de impedir la infección.

No obstante lo que acabo de expresar no deja de ser más que una conjetura basada como digo en los datos pre clínicos y en la comparativa de esta vacuna con otras que pudiesen ser similares a ella.

Hay que pensar además que se sigue estudiando y entendiendo la infección y la respuesta del ser humano ante la misma, que es lo que dicta las características que las vacunas deben de tener. Además se está investigando en nuevas estrategias de desarrollo de vacunas que pueden conferir cualidades adicionales a las mismas y que posiblemente se irán incorporando también al desarrollo clínico.