Los peligros relacionados con el tiempo, el clima que han provocado dos millones de víctimas mortales y pérdidas económicas valoradas en 3,6 billones de dólares durante los últimos 50 años, según un informe elaborado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

El trabajo, cuyo lanzamiento coincide con la celebración del Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, pone el foco en el estado de los servicios climáticos en 2020 y, en este sentido, subraya que las alertas tempranas ante eventos climáticos extremos no protegen a un tercio de la población mundial.

"Si bien la media de muertes notificadas a raíz de cada desastre se ha reducido en un tercio durante ese período, la cantidad de desastres registrados se ha quintuplicado y las pérdidas económicas se han multiplicado por siete", señala el informe.

En 2018, este fenómeno provocó que unos 108 millones de personas de todo el mundo necesitaran ayuda del sistema humanitario internacional después de tormentas, inundaciones, sequías e incendios forestales.

Además, el estudio estima que en los próximos diez años esa cifra podría aumentar en casi un 50 por ciento y que el coste asociado podría rondar los 20.000 millones de dólares anuales.

Así, el informe señala dónde y cómo pueden los gobiernos invertir en sistemas eficaces de alerta temprana que refuercen la resistencia de los países a los múltiples peligros relacionados con el tiempo, el clima y el agua, al tiempo que ofrece ejemplos exitosos en este sentido.

De forma paralela, subraya la necesidad de pasar a servicios de predicción meteorológica que tengan en cuenta los impactos climáticos más allá "del tiempo que hará" y evolucionando hacia "las consecuencias que este tendrá", lo que permitiría a las personas y empresas adoptar medidas tempranas en función de las alertas.

"Los sistemas de alerta temprana son una condición indispensable para la reducción efectiva de los riesgos de desastre y la adaptación al cambio climático", ha manifestado el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, que ha añadido que "estar preparados y ser capaces de reaccionar en el momento oportuno y en el lugar adecuado puede salvar muchas vidas y proteger los medios de subsistencia de las comunidades de todo el mundo".

Falta de capacidad e inversión

Según el trabajo, los sistemas de alerta temprana figuran como "máxima prioridad" en las contribuciones determinadas a nivel nacional, los esfuerzos de cada país para reducir las emisiones nacionales y adaptarse a los efectos del cambio climático de casi el 90 por ciento de los países menos adelantados y pequeños Estados insulares en desarrollo.

Sin embargo, muchos de ellos carecen de la capacidad requerida y la inversión financiera no siempre llega a los ámbitos donde los recursos son más necesarios.

Desde 1970, los pequeños Estados insulares en desarrollo han sufrido pérdidas valoradas en 153.000 millones de dólares (más de 130.000 millones de euros) debido a fenómenos climáticos extremos, una cantidad significativa ya que el producto interno bruto medio de esos países es de 13.700 millones de dólares (más de 11.000 millones de euros).

Los datos facilitados por 138 miembros de la OMM muestra que el 40 por ciento de ellos cuentan con sistemas de alerta temprana ante múltiples riesgos.

"Esto significa que, en promedio, una de cada tres personas en todo el mundo todavía no está cubierta por sistemas de alerta temprana", indica el trabajo, que revela que, en la actualidad, sólo 75 miembros de la OMM, el 39 por ciento, prestan servicios de predicción que tienen en cuenta estos impactos.

Asimismo, a nivel global, no se dispone de la capacidad suficiente para convertir las alertas tempranas en acciones tempranas, especialmente en los países menos adelantados.

Un ejemplo es África, que, subraya el informe, posee el conocimiento y los métodos de predicción ante los riesgos, pero sólo 44 personas de cada 100 están cubiertas por sistemas de alerta temprana. También, sólo el 26 por ciento de las estaciones meteorológicas cumplía los requisitos de la OMM en cuanto a notificación de datos.

Así las cosas, el informe hace una serie de recomendaciones para mejorar la implementación y la eficacia de los sistemas de alerta temprana, como invertir para "subsanar" las "deficiencias de capacidad en países menos adelantados o centrar la inversión en actividades que permitan transformar la información de las alertas tempranas en acciones tempranas.

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