El ministro de Sanidad, Salvador Illa, admitió ayer por primera vez que la Navidad "no será normal, sino diferente y con distancia", aunque evitó avanzar medidas que podrían afectar a costumbres tan arraigadas como las cenas de empresa, las comidas familiares y las cabalgatas de Reyes. Quedan "entre cinco y seis meses complicados", dijo, hasta que llegue la vacuna, el año próximo, aunque "no está descartado que la vacuna sea un regalo de Navidad", matizó, por el "esfuerzo internacional muy potente" que se está realizando.

El titular de Sanidad, que realizó estas declaraciones en la cadena catalana de radio RAC-1, aludió a los tres millones de dosis de la vacuna de la Universidad de Oxford que ya están comprometidas con la compañía farmacéutica AstraZeneca, que suministrará unos 30 millones de unidades del fármaco a la Unión Europea. Según los cálculos del ministro, se prevé que lleguen a finales de año o principios de 2021.

Illa aseguró que su distribución se decidirá con criterios "de equidad y proporcionalidad" y se tendrá en cuenta especialmente a personas que están en riesgo.

Salvador Illa descartó, "a día de hoy", un confinamiento domiciliario de la población como se hizo durante la primera ola de la pandemia en marzo y abril.

Las primeras vacunas del coronavirus llegarán en la primavera del año que viene, "si todo va bien", dijo ayer el director ejecutivo de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, en inglés), el italiano Guido Rasi. "Es muy difícil, casi imposible, tener la vacuna para el 2020. Si todo va bien, en los primeros meses de 2021 podría haber tres vacunas aprobadas por la EMA", explicó Rasi.