Más de medio millón de familias gallegas sufren para llegar a fin de mes y alrededor de 53.000 no ingresan más de 600 euros cada cuatro semanas. La crisis causada por la pandemia de Covid-19 amenaza con empeorar esas cifras, hecho que anticipan algunos indicadores, como las solicitudes del bono de alimentos de la Xunta, un cheque de entre 450 y 900 euros en tres meses para comprar productos básicos destinado a las familias en peor situación económica. En el último mes, los beneficiarios crecieron a un ritmo de 66 diarios, rondando ya los 7.000. Ante esa demanda, la Consellería de Política Social ampliará otros tres meses su vigencia, por lo que quienes la reciban podrán embolsarse entre 900 y 1.800 euros, en función de sus cargas familiares. La extensión supondrá un gasto extra de 4 millones de euros, que se une a los 60 destinados por la Xunta a las familias en situación más vulnerable tras el inicio de la pandemia.

Esta "tarjeta básica" del Gobierno autonómico fue puesta en marcha en julio como una de las patas de la estrategia contra los efectos socioeconómicos del coronavirus SARS-CoV-2 y puede solicitarse hasta el 31 de diciembre. Está destinada a personas "en situación de vulnerabilidad económica, bien porque carecen de ingresos efectivos o bien porque en la unidad de convivencia no se perciben prestaciones económicas periódicas regulares", según Política Social, que prevé que pueda llegar a 30.000 hogares. El límite de ingresos es el equivalente al tramo que le correspondería a cada persona de la renta de inclusión social (Risga), que oscila entre los 405 euros mensuales para un ciudadano que vive solo y los 597 para un hogar de cuatro miembros.

El mes pasado, la cifra de beneficiarios era de 5.000, cantidad que ahora ronda los 7.000, si bien la Xunta calcula que podrían ajustarse a sus requisitos un total de 30.000. Reciben 450 euros al mes durante un trimestre los hogares unipersonales; 600, los compuestos por dos personas; y 900, lo que de 3 o más integrantes. Ahora, duplicarán esas cifras al sumar 90 días más, según anunció ayer el presidente del Ejecutivo gallego, Alberto Núñez Feijóo. "Ampliamos de tres a seis meses esta tarjeta extraordinaria para garantizar que las personas con dificultades puedan adquirir productos de alimentación, higiene y farmacia", expuso durante una visita a la ONG Ecos del Sur en A Coruña, en compañía de la conselleira de Política Social, Fabiola García.

Este bono consiste en una tarjeta monedero que se recarga a final de cada mes con la cantidad asignada a cada caso en función de los miembros de la unidad familiar. Con ella pueden comprar productos de alimentación, higiene y farmacia, si bien los beneficiarios deben conservar los resguardos de compra para justificar los gastos en caso de que la administración se lo pida.

Esta ayuda puede solicitarse en los servicios sociales de cada ayuntamiento o a través de Cruz Roja y la Xunta se compromete a que el ciudadano reciba la tarjeta en su domicilio en un máximo de 72 horas. "Estamos hablando de una ayuda urgente y casi inmediata, que alivia y facilita el trabajo de los servicios sociales de los ayuntamientos y que no estigmatiza, al ser una tarjeta anónima", explicó Feijóo. La prórroga de la ayuda será válida para quienes solicitasen la ayuda desde su puesta en marcha.

Ingreso mínimo vital

Otra de las medidas para paliar la pobreza es el Ingreso mínimo vital (IMV), puesto en marcha por el Gobierno central y que se solapa con prestaciones autonómicas como la Risga en el caso de Galicia. La Seguridad Social preveía que en la comunidad lograsen este salvavidas para llegar a fin de mes 40.000 ciudadanos. Desde junio, cuando se realizaron los primeros pagos, solo la han percibido 7.210 personas: 2.864 en A Coruña, 2.278 en Pontevedra, 1.042 en Lugo y 1.206 en Ourense. Se denegaron otras 8.870 peticiones de este subsidio que oscila entre los 461 y los 1.015 euros mensuales. En caso de que alguna de estas recibiese la Risga, la Xunta deja de abonarle esta, pues es incompatible con otra prestación.