Más de 121 municipios y 7,1 millones de portugueses (el 70% de la población) estarán en confinamiento parcial a partir del 4 de noviembre y solo podrán salir de casa para ir al colegio, trabajar o ir a comprar. El Ejecutivo luso acordó también la obligatoriedad del teletrabajo excepto que no sea posible, el cierre de las tiendas a las 22.00 horas, de los restaurantes a las 22.30, y la prohibición de fiestas y mercados.

Asimismo, queda limitada la capacidad de asientos en los locales de restauración a seis personas y los eventos y celebraciones no podrán superar las cinco personas.

Con este endurecimiento de las medidas, el Gobierno de António Costa intenta frenar el avance el coronavirus, después de que ayer volviera a superar, por segundo día consecutivo, los 4.000 contagios diarios de Covid-19 y registrase un nuevo máximo de pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos de toda la pandemia (286).

"Si hoy lo hacemos todo bien, no tendremos que hacer nada más tarde para tener una Navidad tranquila", respondió sobre la posibilidad de que se vuelva a un encierro general.