El ministro de Sanidad, Salvador Illa, negó ayer "rotundamente" que el Gobierno se esté planteando decretar el confinamiento domiciliario, una medida que ha pasado de ser impensable hace unas pocas semanas a un runrún cada vez más intenso en medios políticos y sanitarios. Las declaraciones de Illa se produjeron minutos después de que el presidente de Asturias, Adrián Barbón, anunciase el cese de toda actividad esencial en su comunidad, para la que pidió al Ejecutivo un confinamiento de 15 días en domicilios. Illa lo descartó, y pidió "no entrar en una especie de competición para ver quién toma la medida más dura".

"Ni estamos trabajando en ello ni lo prevemos. Pensamos que con el abanico de medidas que están a disposición de las autoridades de las comunidades para poder actuar es suficiente", dijo el titular de Sanidad, que confía en que con las restricciones incluidas en el nuevo estado de alarma se pueda controlar la evolución de la pandemia. Puso como ejemplo las cifras de su comunidad de origen, Cataluña, "donde, sea dicho con toda la prudencia, estamos viendo una cierta estabilización de casos", apuntó el ministro, que aprovechó para apuntarse el tanto del descenso de la curva en Madrid. "Aplicamos medidas del mismo tipo hace ya unas semanas y hemos visto cómo se ha estabilizado y va bajando", señaló.

En una conferencia telemática, recordó que "se tarda entre 10 y 15 días en ver los resultados" de las medidas, y confió en que con "una actitud correcta de la ciudadanía" y una "contundencia proporcionada a la realidad epidemiológica", las medidas actuales serán "suficientes" para controlar la epidemia.

Apenas minutos antes, Asturias había anunciado el cierre de "toda la actividad económica no esencial" a partir de mañana. El toque de queda se adelanta dos horas, a las diez de la noche, y se pide al Ministerio de Sanidad que autorice un confinamiento domiciliario durante 15 días para tratar de contener la expansión del coronavirus en la autonomía. Illa mantendrá hoy una reunión por videoconferencia con el Gobierno asturiano, también del PSOE, pero rechazará esta última petición.

"Por el camino de Francia"

Asturias no es la única comunidad que sopesa el cerrojazo. El presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno (PP), subrayó ayer en Twitter que su comunidad atravesaba el día con más ingresados en los hospitales desde el inicio de la pandemia. "Si la situación no mejora, habrá que tomar medidas más difíciles". En igual sentido se expresó su vicepresidente, Juan Marín (Cs), que dijo que España "va por el camino de Francia o Portugal" y que el confinamiento "puede llegar en próximos días". Andalucía tiene cerradas Sevilla, Granada y Jaén, acaba de alcanzar máximos de fallecidos en toda la epidemia y lleva varios días superando los 5.000 contagios diarios.

El lehendakari, Iñigo Urkullu, afirmó ayer que los datos epidemiológicos de mañana y el jueves determinarán si son necesarias medidas más estrictas para contener los contagios y adoptar un confinamiento como el de marzo. "Todo está sobre la mesa", destacó. En una entrevista en Radio Euskadi, Urkullu indicó que su Ejecutivo baraja varias posibilidades, desde "la supresión de toda actividad económica no esencial con una hora más adelantada" o "mantener solo la actividad laboral y educativa y el cierre del resto", sin descartar el confinamiento total como el de primavera. "Es una situación inquietante y de máxima preocupación pero se abordará desde un ejercicio de equilibrio para preservar la salud y la economía", aseguró.

Según Urkullu, el sistema vasco de salud tiene aún "un colchón" hasta su saturación, algo que no ocurre en Melilla. El Sindicato Médico de esta ciudad, la de mayor incidencia de coronavirus de España (1.356), pidió ayer al Gobierno que suspenda las clases en colegios e institutos melillenses al considerar que la apertura de los centros escolares podría estar detrás del aumento de casos de Covid-19 en esta ciudad autónoma, al tiempo que volvió a reclamar el confinamiento domiciliario.

En contraste con el optimismo de Salvador Illa, destacados expertos han vaticinado que no habrá más remedio que decretar un confinamiento domiciliario. Lo dijo a este diario el epidemiólogo gallego Juan Jesús Gestal, y también el exdirector de Sistemas de Salud de la OMS, Rafael Bengoa, ha afirmado que, si se mantienen las cifras actuales de la pandemia en España y no se logra que desciendan, "es inevitable, dentro de una o dos semanas, al ver que esto no está funcionando, ir a un confinamiento domiciliario".