"A veces la mejor decisión es no tomar ninguna decisión, y esa es también una decisión", dijo una vez Rajoy, en una frase que pudo haber firmado el mismísimo Groucho Marx. Anoche la Xunta adoptó similar actitud procrastinadora."La única decisión es que seguiremos tomando decisiones", resolvieron técnicos y políticos tras cuatro horas y media, en una suerte de patada a seguir.

Cualquiera comprende la dificultad del debate entre sanidad y economía. Lo que no se entiende es la nocturnidad con la que se comunican medidas -o "no medidas", en este caso- que afectan radicalmente a la vida de los ciudadanos. No pueden acostarse sin saber si seguirán confinados en sus ciudades o si van a tener que cerrar sus negocios. No pasa en ningún país de Europa. Ocurrió con el Gobierno en la primera ola y fue criticado por aquellos que ahora incurren en el mismo error.