Aunque Ainhoa Arteta reconoce un respeto máximo "por parte de la gente de cierta edad y también de los comercios" para evitar brotes de coronavirus, la soprano se llevó un buen disgusto hace unos días al recriminar a un grupo de chavales que se dirigían a hacer botellón al Campo San Francisco, en Oviedo. "Hala, vieja, cállese. A ver si se muere usted también", le espetaron.

A la salida de uno de los últimos ensayos en el Campoamor -antes de las 11 de la noche para respetar el toque de queda- vio cómo un grupo de unos 7 u 8 chavales iban camino del parque cargados con bolsas y muchos de ellos sin mascarillas. "No quiero meter en este paquete a toda la juventud, pero creo que hay grupos de insensatos", apunta. Y remata: "Luego esta gente vuelve a sus casas y obviamente contagian a sus abuelos, tíos, primos... El foco del contagio no está en el teatro ni en el pequeño comercio, está en este tipo de actitudes".

La soprano, protagonista de 'Madama Butterfly' en la temporada de la Ópera de Oviedo, pidió al coche que los llevaba al hotel que parase a la altura de los chavales. Bajó la ventanilla y le pidió que por favor se pusiesen la mascarilla. La respuesta de ellos: "Hala, vieja, cállese. A ver si se muere usted también".

"Me fui a la Policía, porque además sentí que había muy poco despliegue, a interponer una denuncia", explica. Sin embargo no pudo hacerlo "porque decían que era a un colectivo, pero me atendieron muy bien, fueron muy amables y les dije todo lo que sentía".

Arteta asegura que ella misma ha tenido que castigar a sus hijos este verano "porque hay que concienciarles". No quiere que por "la irresponsabilidad de unos pocos, o por la ineficacia de otros tengamos que cerrar todos los que producimos algo en este país".