El horizonte con el que trabaja el Ministerio de Sanidad para lograr un nivel "aceptable" de vacunación frente al Covid-19 es de seis meses, según expuso ayer su titular, Salvador Illa, en la visita que realizó al área sanitaria de Vigo.

El ministro explicó que, de las siete vacunas que va adquirir Europa en una estrategia conjunta, las primeras podrían recibir autorización a principios de 2021 o, "quizás, si todo va bien", a finales de este mismo año. Destacó que esto solo pasará si los análisis clínicos funcionan correctamente y que confirmen que no solo son seguras, sino también eficaces.

"Si todo va bien", Illa estima que se necesitarán luego de tres a cinco meses para lograr un nivel "aceptable" de vacunación entre la población que permita el paso hacia un estado sanitario "distinto". Un horizonte que se sitúa en torno al mes de mayo. Es similar, aunque algo más optimista, que el que ofreció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que habló de "implementación" de la campaña de vacunación en seis meses.

Una de estas siete vacunas que prevé adquirir Europa -ya están cerrados los contratos de tres de ellas- se fabrica en las instalaciones de O Porriño de la farmacéutica Zendal, que visitó ayer, acompañado por el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, el delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada, la delegada de la Agencia Española del Medicamento, María Jesús Lamas, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, y la regidora de O Porriño, Eva García. Illa reconoció estar "gratamente impresionado" y destacó que es un "ejemplo claro del enorme esfuerzo que hacen la ciencia y la industria trabajando conjuntamente para tener lo antes posible una vacuna segura y eficaz".

Y mientras no se consigue este nivel "suficiente" de inmunización de la sociedad, el ministro resaltó que hay que "convivir con el virus" Para ello, incidió en que la estrategia nacional pasa por tres pilares: evaluar la situación en base a unos indicadores comunes; aplicar medidas conforme a los distintos niveles de alerta con el respaldo de las leyes ordinarias y el refuerzo del estado de alarma; y evaluar "con rigor" y "sin precipitación" el resultado de estas actuaciones.

En esta línea, pidió "un punto de templanza y serenidad" para evaluar los efectos de las medidas adoptadas en los últimos días por las comunidades autónomas frente a la expansión del virus antes de pensar en implantar otras, como los confinamientos domiciliarios. Aboga por dar un plazo de entre 10 y 14 días. Y advirtió a la ciudadanía: para doblegar la curva, "es tan importante tomar medidas como cumplirlas".

El máximo responsables nacional en materia de Sanidad dio su "respaldo" explícito a las últimas medidas comunicadas por la Xunta, con la clausura de la hostelería y el cierre perimetral de 60 municipios durante un mes. "Están en concordancia con la estrategia nacional", afirmó. Señaló que, aunque la comunidad gallega está "un poco mejor que otras" en cuanto a incidencia acumulada a 14 días -de 335 por cien mil habitantes frente a los 530 de la media española-, positividad de las PCR y hospitalización, "la prudencia es buena consejera" y "es acertado no bajar la guardia". "Estamos en semanas complicadas", añadió.

En relación al objetivo expuesto por diferentes comunidades de "salvar la Navidad", Illa quiso ser claro y, disculpándose por si rompía "la ilusión" de alguien, advirtió de que "las navidades de este año no van a ser como las del pasado". Defendió que lo que se pretende en noviembre es "estabilizar la situación" porque "no estamos bien". El fin "ideal" es bajar de cien casos por cada cien mil habitantes. "Esto va a costar", admitió.

Por su parte, el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, justificó el endurecimiento de las medidas al no cumplirse las previsiones de mejoría de la situación epidemiológica tras reducir las reuniones en toda Galicia a cinco personas, que adoptó hace dos semanas.

En cuanto a la vacunación de la gripe, Salvador Illa calcula que ha crecido en torno a un 30% a nivel nacional.