Con más de tres décadas de historia a sus espaldas, la Unidad de Hospitalización a Domicilio (HADO) del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) es la más antigua de Galicia, cuenta la médico Leticia Hermida, toda una veterana en esa modalidad asistencial. No obstante, lleva dedicada a ella casi veinte años, los ocho últimos, en el centro coruñés. "Antes de aterrizar en el Chuac, estuve casi nueve años en la unidad del Hospital Virxe da Xunqueira de Cee. Llevo trabajando en hospitalización a domicilio desde 2001, y me siento muy afortunada, porque es una especialidad que me encanta", reconoce la doctora Hermida, quien asegura que esa pasión que mueve su labor diaria es un requisito indispensable para trabajar en HADO porque, subraya, "se juega en otro campo" . "Entramos en los hogares de nuestros pacientes y, por tanto, tenemos que ser muy respetuosos con un entorno que es distinto al del hospital o al de un centro de salud. Acabamos conociendo la casa y a todas las personas que son importantes para los enfermos. Poco a poco, nos vamos introduciendo en cierto modo en las familias, y eso también supone un grado de implicación emocional importante", destaca.

Los profesionales de hospitalización a domicilio pasan muchas horas al volante, de un lado para otro, visitando a sus pacientes en sus casas de A Coruña, Oleiros, Arteixo, Cambre... una dinámica que a veces cansa, pero no agota. "Personalmente, me estresa más el hospital. El coche y estar de un lado para otro, cansan. Pero los que estamos aquí es porque creemos en esta unidad. Además, el desgaste físico no es lo más duro", apunta Leticia Hermida, quien reconoce que el mayor peaje de su trabajo es el emocional, sobre todo, cuando los pacientes son paliativos complejos y se encuentran, por tanto, en la recta final de su vida. Una situación, la de acompañar a enfermos en sus últimos días, a la que "uno nunca acaba de acostumbrarse".

"El día que no nos afecten este tipo de situaciones, lo mejor que podemos hacer es colgar el fonendoscopio y montar una mercería o algo así", destaca esta médico, que reivindica "la empatía, en el sentido de acompañar". "Nunca vamos a poder vivir el sufrimiento de las personas que tenemos enfrente, pero sí podemos hacer que se sientan respetadas en su dignidad y en su integridad humana, tanto en sus pensamientos como en sus deseos, y siempre de la forma más ética posible. Creo que esto hace que los profesionales de hospitalización a domicilio tengamos una sensibilidad especial. Por eso hemos luchado tanto por la categoría profesional, para que los compañeros que se unan a nuestro equipo sea porque de verdad quieren hacerlo, y no porque les toque por lista", concluye.