Un informe realizado por científicos españoles concluye que existe "evidencia significativa" de que el SARS-CoV-2 se transmite por vía aérea a través de los aerosoles, que se emiten al hablar, cantar, gritar, toser o estornudar, y que es, precisamente esta vía la forma de transmisión "dominante" y la "más habitual" en eventos de superpropagación.

El informe fue encargado por el Ministerio de Ciencia e Innovación a los investigadores "de reconocido prestigio" Antonio Alcamí (CBM-CSIC), Margarita del Val (CBM-CSIC), Miguel Hernán (Universidad de Harvard), Pello Latassa (Gobierno de La Rioja), José Luis Jiménez (Universidad de Colorado), Xavier Querol (Idaea-CSIC), Ana Robustillo (Hospital Universitario La Paz), Gloria Sánchez (IATA-CSIC) y Alfonso Valencia (BSC-CNS). Entre ellos destaca la figura del zaragozano José Luis Jiménez, impulsor de la carta de 239 científicos enviada en julio pasado a la OMS sobre la importancia de la transmisión por aerosoles. En una entrevista publicada por LA OPINIÓN el pasado 1 de noviembre, Jiménez defendía que "las medidas contra el contagio por aerosoles no son difíciles y muchas son gratis; por eso deberían adoptarse".

Los investigadores proponen mover los actos a exteriores y ventilar o filtrar para reducir la transmisión por aerosoles, además de las medidas consolidadas como el uso de mascarilla, extremar la higiene, el distanciamiento, el trabajo a distancia o evitar eventos con alta densidad de personas, especialmente en interiores. El estudio concluye que hay un apoyo sustancial de la comunidad científica a la posibilidad de que el contagio por aerosoles sea la "forma de transmisión dominante" y a que sea la "forma más habitual de contagio en eventos de súper-propagación". El documento incide en la "importancia" de explicar a la población el papel que juega la transmisión por aire. En este sentido, explica que al respirar, hablar, gritar, toser o estornudar se emiten abundantes partículas: gotículas y aerosoles. Las gotículas infectan por impacto en los ojos, fosas nasales o boca, y caen al suelo hasta a 1-2 metros de la persona que las emite mientras que los aerosoles infectan por inhalación y viajan más de 1-2 metros antes de caer al suelo.