El presidente de la Real Academia Gallega de Jurisprudencia y Legislación, José Antonio García Caridad (A Coruña, 1926), falleció ayer. El máximo representante de la entidad fue además el primer presidente del Consello Consultivo de Galicia, de 1996 a 2008, y vocal del Consejo General del Poder Judicial hasta su jubilación. García Caridad, nacido en la calle coruñesa de A Franxa, fue académico de Honor de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España y las de Valencia, Granada, Argentina, Colombia, México, Chile, Nicaragua, Bolivia y Perú, así como vicepresidente honorario de la Conferencia de las Academias Jurídicas Iberoamericanas.

El magistrado había sido distinguido y condecorado con la Cruz distinguida de San Raimundo de Peñafort (1964), como comendador de la Orden del Mérito Agrícola (1968); Medalla Castelao de la Xunta de Galicia (1992); encomienda con placa de la Orden de Alfonso X El Sabio y Gran Cruz de la Orden Civil de San Raimundo de Peñafort. En 2010 se le otorgó el premio Iurisgama Jurista Gallego del año por la Asociación de Juristas Gallegos en Madrid y en 2011 se le concedió la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X El Sabio y se le impuso la Medalla de Oro del Consello Consultivo de Galicia.

"Su entrada en la Real Academia Gallega de Jurisprudencia y Legislación tiene lugar en el año 1977, cuando fue elegido por el pleno de numerarios como académico de número electo, leyendo su discurso de ingreso el día 17 de octubre de 1980, ostentando desde ese momento la Medalla corporativa número 33", recuerda la entidad. García Caridad se convirtió en presidente de la Academia el día 6 de febrero de 1990 y ocupó el cargo hasta ayer, cuando falleció, apunta la institución, cuyos miembros expresaron ayer su "dolor por la pérdida de su presidente, un ilustre jurista y apreciado compañero, que honró a la institución con su pertenencia a ella", destacan en nota de prensa.

Magistrado de la Sala de lo Civil y de lo Penal del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, García Caridad ingresó en la carrera judicial en el año 1953 y desempeñó diferentes funciones que culminaron con su nombramiento como vocal del Consejo General del Poder Judicial, cargo en el que se mantuvo hasta su jubilación. "Su destacada labor en la enseñanza y la divulgación del derecho de Galicia y de la cultura jurídica gallega a lo largo de su vida" fue uno de los méritos destacados en la concesión de la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, como detallaba el decreto por el que se otorgaba la distinción que determinó el Consejo de Ministros.

Su interés por el conocimiento y la divulgación del derecho gallego se inició ya a comienzos de su actividad profesional. En su primer destino, el juzgado de primera instancia de Corcubión, el juez abordó por primera vez la declaración de diversos montes como "vecinales en mano común", de la que resultó el encargo de un informe para la comisión que debía redactar la ley de Montes de 1957 que reconoce por primera vez la existencia de este tipo de terrenos en la comunidad gallega.