"En esta segunda ola, los sanitarios estamos más cansados. La mochila pesa más, ya no tanto por el trabajo físico, pues no estamos sometidos a tantísima presión -tenemos más trabajo, obviamente, pero no nos encontramos en una situación de colapso-, pero hay un peso emocional", destaca Álvaro Mena, y aclara: "Llevamos meses viendo cómo nuestro trabajo se utiliza como arma social y política, y esto nos disgusta y nos incomoda. Los sanitarios somos bastante disciplinados, nadie espera de nosotros que nos pongamos en huelga en el peor momento, como hacen otros estamentos. Pero sí estamos un poco cansados de que las decisiones técnicas y las cuestiones sanitarias se politicen, porque eso no ayuda a que podamos hacer bien nuestro trabajo. Estamos sometidos a más presión de la que tendríamos que recibir", expone este especialista del Chuac, quien recuerda que "todas las sociedades científicas" del ámbito sanitario se han unido "por primera vez" para "pedir activamente que no se nos utilice y que, por favor, las decisiones técnicas sean tomadas por técnicos".