El sueño del primer satélite civil de observación desarrollado en España de alcanzar el espacio se ha estrellado. La madrugada de ayer, apenas ocho minutos después del despegue del cohete Vega desde la base de Kurú (Guayana francesa), el personal técnico de la Agencia Espacial Europea (ESA) informó de que algo iba mal.

La trayectoria del vuelo se había desviado. Y en cuestión de unos minutos, la misión se había echado a perder. Todavía no está claro qué ocurrió. Pero las primeras pesquisas apuntan a "un error humano, no de diseño".

El satélite español Ingenio y el francés Taranis han perdido así su oportunidad de sobrevolar la órbita terrestre.

En España, la industria aeroespacial miraba con ilusión al lanzamiento de esta primera misión de carácter civil diseñada para obtener imágenes en alta resolución del terreno y monitorizar sus cambios.

El proyecto era de propiedad estatal y se había realizado con tecnología hecha en España, por empresas como Airbus, Sener e Indra y con la colaboración de la agencia europea. El coste de la misión asciende, hasta ahora, a los 200 millones de euros.

La misión española debía a orbitar a unos 670 kilómetros de la superficie terrestre y su objetivo era obtener imágenes en alta resolución de la Tierra, de hasta 2,5 metros de detalle, el equivalente a vislumbrar objetos del tamaño de un coche desde el espacio.

Esta mirada podría haber contribuido a una infinidad de sectores, desde el estudio del clima, a la agricultura, la minería y la respuesta a catástrofes medioambientales. El satélite Ingenio iba a ser la última incorporación a la constelación europea de satélites de observación terrestre, llamada Copernicus.

Pedro Duque, ministro de Ciencia y astronauta, se pronunció sobre los hechos mostrando su "decepción por la pérdida de la misión". "No obstante, este proyecto ha permitido a la industria española demostrar su capacidad para desarrollar sistemas espaciales completos y obtener nuevos contratos", recalcó el ingeniero aeronáutico en un mensaje difundido a través de las redes sociales.

La ESA ya está analizando qué pudo haber fallado. El director técnico de Arianespace (empresa encargada del despegue) compareció ayer desde el complejo espacial de Kurú para dar cuentas de la información obtenida hasta el momento. En esta comparecencia, Roland Lagier explicó que la pérdida de control de la misión se produjo por un fallo en el encendido del motor, provocado, a su vez, por "una serie de errores humanos, no de diseño".

La empresa anunció que prevé abrir una comisión de investigación junto a la Agencia Espacial Europea para intentar esclarecer los hechos y corregir la cadena de errores cometidos cara a futuras misiones. "Quiero presentar mis más profundas disculpas a nuestros clientes", declaró Stéphane Israël, director ejecutivo de Arianespace, durante su intervención de ayer. "Pero esto, desafortunadamente, forma parte de la vida de los lanzadores espaciales", añadió en referencia a la posibilidad de que estos errores ocurran.

No es la primera vez que una misión a bordo del cohete Vega no logra despegar. En julio del 2019, un fallo estructural en el vehículo truncó el lanzamiento de un satélite de observación terrestre de los Emiratos Árabes. Ese fallo, según recalcaron los directivos de la misión, ya fue subsanado y no tiene nada que ver con lo ocurrido ayer.

Antes de finales de año, la empresa tiene previstos dos lanzamientos más: uno desde la Guayana Francesa y otro desde suelo ruso.

Los directivos de Arianespace han argumentado que el incidente ocurrido en el último despegue no afectará al despegue de las próximas misiones.