El belén de Momán dedica este año su edición a la pandemia y se adapta estas navidades al protocolo anti-COVID. Las figuras que ha instalado el párroco Luis Rodríguez Patiño en el pesebre mantienen la distancia de seguridad y respetan el toque de queda impuesto por el Gobierno. El nuevo belén está compuesto por seis niños pastores, con la separación reglamentaria, y una taberna que cerrará a partir de las diez de la noche. San José, la Virgen y el Niño pueden estar juntos en el pesebre, ya que forman parte de la misma unidad familiar, aunque un cordón de seguridad los mantiene a dos metros del resto de los elementos.

La participación del personal no esencial como el carro, las lavanderas, el panadero o los romanos de Herodes ha quedado restringida debido a la limitación del 50% de la capacidad, según explica el párroco. La excepción la representan las ovejas pequeñas, los cerdos, las cabras y los patos, a los que sí se les ha permitido el paso.

Las restricciones afectan también a los Reyes Magos de Oriente, que tendrán que pasar la cuarentena y hacer una PCR, mientras que los camellos se quedarán en la última ciudad confinada por la que pasen. Tampoco estará permitida la presencia del ángel, en caso de que aletee y tenga un efecto aerosol, por si pudiese propagar el virus, según indica Rodríguez Patiño.