Ni las mascarillas con las que trabajan desde hace meses por la pandemia podían disimular la sensación de desolación y derrota que se vivió el pasado mes de noviembre en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales cuando observaron que el satélite español Seosat-Ingenio y otro francés que iban en el mismo cohete se perdieron en el espacio sin llegar ni siquiera a entrar en órbita. Allí se encontraba la ingeniera coruñesa Helena Iglesias, que trabaja en este centro de la Agencia Espacial Europea desde hace ocho años, quien reconoce que aunque “el ambiente era devastador”, pasados los días se queda con lo único positivo: el trabajo realizado hasta el momento. “Fue un año y medio de preparación y en condiciones difíciles por la pandemia. Estábamos entrenados para actuar ante cualquier imprevisto salvo que se estrellara y al menos queda ahí todo lo que hemos aprendido”, asegura.

Trabaja en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales de Darmstadt (Alemania). ¿En qué consiste exactamente su trabajo?

Este centro es donde se controla y monitoriza a los satélites que ya están en órbita, es decir, hacemos un seguimiento desde el momento en el que se lanzan, que es el más crítico, y durante toda la vida útil del satélite o un tiempo establecido. Se trata de controlar que está en la órbita adecuada, predecir que va a seguir así y saber reaccionar si se detecta alguna anomalía y enviarle la información necesaria para que haga lo que tiene que hacer. Esto lleva tiempo de entrenamiento y preparación, hay proyectos que podemos empezar a trabajar hasta tres años antes del lanzamiento, porque hay que conocer muy bien al satélite y cómo funciona. Nosotros estamos en el llamado fly control team y cada ingeniero está además especializado en un subsistema del satélite.

Entonces, ¿eran los encargados del seguimiento del satélite español ‘Seosat-Ingenio’?

Sí, teníamos que realizar el seguimiento durante los diez primeros días y después se iba a seguir desde España. Los primeros días son los más críticos y el control se hace 24 horas, con turnos y guardias los siete días de la semana porque el satélite no entiende de fines de semana. No llegamos a iniciar el control porque el satélite nunca llegó a estar en órbita.

¿Cuánto tiempo llevaban preparándose para este proyecto?

En este caso se preparó todo en tiempo récord y con la dificultad de la pandemia. Llevábamos año y medio y en los meses anteriores habíamos realizado todo tipo de simulacros poniéndonos en lo peor para saber cómo actuar ante cualquier anomalía como por ejemplo que se fuera a una órbita diferente. Estábamos entrenados para actuar ante todo salvo que se estrellase. Queda ahí todo lo aprendido pero es una pena no poder haber puesto la guinda a todo estos meses de trabajo.

¿Cuándo se dan cuenta de que algo va mal?

Aunque todavía no lo teníamos monitorizado, yo en la gráfica ya vi que parecía que no iba bien pero como que no te lo crees. Fue la empresa del cohete encargado del lanzamiento, donde se produjo el error, quien nos lo confirmó.

¿Cómo se vivió la noticia en el centro, donde llevaban más de un año esperando este momento?

El ambiente era devastador, de derrota y desolación y ni siquiera las mascarillas podían disimularlo. Al principio fue un shock total, no te lo quieres creer, hay una especie de negación y de decir ‘lo vamos a recuperar’. De hecho lo estaban buscando pero no encontraron señal. Pasados los días agradeces el ánimo que te traslada mucha gente porque es cierto que nos habíamos preparado durante mucho tiempo.

¿Qué es lo que falló?

El satélite no llegó a estar en órbita, el fallo no es ni del satélite, ni de quien lo fabricó ni del centro de control sino del cohete ajeno que lo tenía que lanzar, es decir, es como si el repartidor de Amazon tiene un problema con el paquete. Se ha culpado a España e incluso hecho humor y chascarrillos con la broma de la marca España y es muy injusto para quienes estuvieron años fabricándolo porque el problema no fue el satélite que era español sino del cohete. Para cada misión se contrata a cierto lanzador. En este caso era Vega, un empresa francesa de construcción italiana. El problema es que mucha gente no diferencia de quien es la responsabilidad y se ha vendido que parecía que el fallo fue del satélite español. En el cohete iba también otro satélite francés que también se perdió y apenas se ha comentado nada.

¿Pero se sabe ya cual fue exactamente el error que se cometió?

Cada vez que pasa algo así se abre una comisión de investigación que tarda un tiempo en dar con la causa exacta, pero sí es verdad que las primeras investigaciones apuntan a un fallo en el montaje de la última etapa del cohete, la que debe finalmente soltar al satélite en su órbita. Los controles de dos propulsores estaban invertidos y eso fue lo que hizo que se desviase de la trayectoria.

¿Fue, entonces, como se dijo un fallo humano?

Sí, fue un fallo humano en la cadena de producción y calidad, lo que lo hace más fácil de corregir para los responsables del lanzador, pero es mucho más frustrante para nosotros.

¿El fracaso de este proyecto puede pasar factura al sector aeroespacial en España?

Es una pena que entre la población pueda quedar la imagen de que falló España cuando no es así. Pero está claro que queda el trabajo realizado y España ha demostrado que tiene la metodología y el talento para hacer satélites y esto puede aportar mucho al país. Quienes están en el sector saben que el problema no fue de España sino del cohete ajeno. De hecho la Agencia Espacial Europea ya ha hecho otro encargo a Airbus España, señal de que reconoce su labor.

¿Cómo está España en materia aeroespacial?

Me gustaría que estuviera más a la vanguardia. España está ahí, entre los tres o cuatro países europeos en la línea de salida y espero que con el ministro Pedro Duque se invierta más en ello. Pero en cualquier caso yo misma soy española y llevo ocho años en Alemania y aquí hay muchos ingenieros españoles.

Usted empezó en Galicia, participó en el lanzamiento del primer satélite gallego ‘Xatcobeo’, pero después se marchó a Alemania. ¿Ve difícil poder volver para trabajar en lo suyo?

Es muy complicado volver para trabajar en lo mismo. Yo estudié Telecomunicaciones y efectivamente trabajé con el Xatcobeo pero después vino la crisis y la financiación cayó en picado y prácticamente todos tuvimos que irnos a trabajar fuera. Aunque estoy muy contenta en Alemania, me encantaría poder trabajar de esto en España pero volver es complicado.