Los llamados nativos digitales también deben instruirse en este tipo de competencias y así se recoge en las últimas leyes educativas, desde la LOE a la Lomce, que promueven la inclusión de esta formación en el trabajo cotidiano de las escuelas. En Galicia además se han implementado varias iniciativas para trabajar “de forma complementaria” elementos vinculados a ese ámbito, desde E-Dixgal o los espazos maker, a los clubs de robótica y programas Proxecta como los Rapazas emprendedoras nas TIC o Ciudadanía dixital, entre otros.

No obstante, los colegios “no están obligados a sumarse” sino que deben postularse para optar a ellas, y a veces ni siquiera pueden, porque algunas excluyen a enseñanzas de Infantil o de adultos de sus beneficiarios. Un repaso a la implantación de varios de estos planes muestra que una cuarta parte de los centros públicos gallegos (hasta un total de 282) se queda al margen de estos extras formativos. Un 5%, en cambio, se apunta a cinco o más. Estos hallazgos “cuestionan el principio de equidad en la educación”. Por ello, investigadores demandan “extender” estas propuestas para que “todo” el alumnado pueda beneficiarse al margen del centro de escolarización.

Figura así en el Análisis y programas educativos para la competencia digital: un análisis geográfico desde la equidad educativa, para la Revista Iberoamericana de Tecnologías del Aprendizaje. Sus autores —Almudena Alongo Ferreiro, Fernando Fraga Varela y Paola Guimeráns— recopilan información de 1.100 centros públicos de toda Galicia y comprueban si incorporaron o no durante el curso 2019-2020 alguna de las 18 iniciativas de la Xunta pensadas para desarrollar la competencia digital en el ámbito educativo “de forma paralela a los núcleos curriculares de las áreas y materias”. En su balance, echan de menos la participación en grupos de Infantil y adultos o reflejan cómo la franja atlántica concentra en mayor medida este tipo de planes.

Las acciones analizadas, desarrolladas por tres vías, a través del Plan Proxecta, en colaboración con la Amtega o bien mediante la Asesoría de Biblioteca Escolar, que se revela como el sistema que llega a más estudiantes, ponen el acento en aspectos diferentes. Por ejemplo, que en programas como el del libro digital se priorizan las cuestiones técnicas, mientras el de bibliotecas tiene un enfoque más “amplio”. Algunas se centran en crear contenidos y otras, apuntan, “evidencian el impulso en STEM”.

Al margen de en qué aspectos se incidan, los autores indican que “algunos programas se dirigen a las aulas y grupos de alumnado específico”, como los realizados en colaboración con Amtega (como E-Dixgal), mientras otros “apuntan al centro como beneficiario”, como los de Bibliotecas. “Esto podría estar generando brechas de participación dentro de los propios centros”, avisan, “más allá”, indican, de las “intercentros generadas por la participación o no participación en estos programas”. Asimismo, advierten de otras fronteras más físicas porque algunos de los planes marcan requisitos técnicos previos y eso, reiteran, “podría estar generando brechas intercentros en función de las posibilidades de equipamiento”.