El destino que corrieron las apasionadas cartas que Benito Pérez Galdós escribió a su amada, la coruñesa Emilia Pardo Bazán, es un misterio e, incluso, se barajó la posibilidad de que hubieran sido destruidas. Pero un librero anticuario de Madrid asegura ahora que 80 de estas misivas se encuentran en una biblioteca particular.

Galdós y Pardo Bazán mantuvieron una relación de amistad a lo largo de muchos años, pero durante dos fueron amantes, mientras ella estaba casada, y su correspondencia epistolar fue fogosa. De las cartas que la escritora coruñesa envió a Galdós se conservan poco más de 90, pero las del autor de Los Episodios Nacionales no se encuentran. Hay muchas teorías, e incluso se ha dicho que Carmen Polo las quemó cuando llegó al Pazo de Meirás, donde anteriormente vivía Emilia Pardo Bazán.

Y cuando está a punto de finalizar el año en el que se celebra el centenario del nacimiento de Galdós, el librero Guillermo Blázquez, perteneciente a la Asociación de la Cuesta del Moyano de Madrid, sostiene que esas misivas no están en paradero desconocido, sino “privado” porque las vio hace 30 años en una biblioteca particular, que no quiere revelar.

Los propietarios de las cartas no quieren hacerlas públicas ni quieren venderlas, algo que el librero lleva intentando todos estos años. “Son bastantes, unas 80, no todo el epistolario que debió de ser muy amplio a lo largo de los años, y están en muy buen estado,” explica el librero, que reconoce que, “para la época en la que se escribieron, las cartas eran de un tono bastante subido”. “Hoy día sería casi ridículo, desde luego no pornográfico como se comenta...subidas de tono, un poco eróticas”, asegura.

Está convencido de que eran cartas manuscritas del autor de los Episodios Nacionales. “Estaban firmadas, a no ser que fueran falsificaciones...Pero en el mundo del libro antiguo es normal ver cartas de autores como Galdós, Baroja, Lorca, éste algo más escaso..., Unamuno. Yo he tenido varias que he ido vendiendo y en subastas de libros todavía suelen aparecer sueltas algunas cartas”, asegura.

¿Cuál es la razón por la que sus actuales propietarios no quieren hacerlo público ni venderlas?. Blázquez lo desconoce. “Intenté comprarlas cuando me las mostraron. Me las enseñaron en secreto y me pidieron discreción, motivo por el que no voy a dar el nombre, no puedo”, insiste el anticuario, que sigue manteniendo relaciones comerciales con esta biblioteca particular, a la que sigue comprando algunos libros. “Me las enseñaron con mucho misterio. Estuve leyendo un par de ellas”, recuerda. Estos coleccionistas particulares no solo tienen cartas de Galdós, sino también de otros autores, tanto libros como cartas y documentos. A veces si el propietario sí es un coleccionista “las tiene como una joya y no quiere deshacerse de ellas”. “Es normal, otra cosa es que las tuviera un comerciante, pero no es el caso”, dice.

Otras cartas de Galdós, no con este contenido, más literarias o las que dirigió a amigos, se suelen subastar entorno a los 500 o 600 euros, quizás incluso menos. Pero en este caso, por su singularidad y el hecho de que es un grupo de misivas bastante grande hace que “su valor sea superior,” señala Blázquez, que dice que las compraría sin dudar si pudiera.

Las cartas que Emilia Pardo Bazán escribió a Galdós se recopilaron primero en una biografía escrita por Carmen Bravo Villasante y, posteriormente, a través de Miquiño mío, Cartas a Galdós de Isabel Parreño y Juan Manuel Hernández. Parreño no considera raro que aparezca alguna carta pero sí que las guardasen durante 30 años.