El Grupo de Trabajo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) advierte que las medidas de distanciamiento social impuestas por el COVID-19 implican en las personas de mayor edad una “severa disminución de sus contactos personales, y no solamente en el plano físico, sino incluso en lo emocional, tan imprescindibles a su edad y especialmente en épocas como la Navidad”.

En el caso de los ancianos, y especialmente en el grupo de mayores de 75 años, sus consecuencias serán menos reversibles y más graves que para el resto de la población general, según alerte el responsable de este grupo de trabajo, Fernando Gonçalves. “El anciano vive con miedo y acepta mal las necesarias medidas de distanciamiento social que le vienen impuestas, porque implican una severa distorsión de sus contactos personales cotidianos, y no solamente en el plano físico, sino incluso en lo emocional, tan prioritario a su edad”, según Gonçalves. Además, argumenta que a esas edades el aumento del sedentarismo impuesto por las restricciones de movilidad, incrementarán sus ya habituales limitaciones físicas.