La fortuna sonríe a Cambados con uno de los premios grandes de la Lotería de Navidad, concretamente con el cuarto que ha caído en el número 75981. Xoán da Cruz Martínez y su compañero de la administración situada en la plaza de abastos vendieron doce series, todas ellas en ventanilla, lo que se traduce en 120 décimos que han dejado en la villa arousana 2,4 millones de euros (20.000 cada uno).

Se trata de un premio muy repartido, y sobre todo entre gente del pueblo: “En verano no hubo mucho turismo y este último mes al estar cerrados perimetralmente los compradores eran todos de aquí”, comenta el lotero, que se estrena muy contento en el sorteo navideño, pues en sus tres años al frente del despacho había dado 1,6 millones en la Primitiva (800.000 euros en 2018 y la misma cuantía en 2019) pero no había tenido suerte el 22 de diciembre.

“Después de un año tan malo y con tan pocas ventas esto es una satisfacción y espero que ayude con la Lotería de Reyes”, añade Xoán da Cruz.

Poco después de que saliese este cuarto premio cayó el Gordo en O Grove, por lo que el personal de Loterías del Estado cambió su itinerario y no llevó los carteles a la administración cambadesa casi hasta la hora de cierre del establecimiento. Mientras tanto, fueron varios los vecinos agraciados que llamaron al lotero por teléfono para corroborar que efectivamente habían tenido suerte.

Sí, ellos figuraban en la lista de afortunados en este año tan atípico y complicado y a algunos les costaba creérselo. “Me llamaron varios amigos y también conocidos. Además al ser el premio inferior a 40.000 euros no hay que pagar impuestos, se lo llevan íntegro”, señala el lotero.

Pese a la lluvia de millones caída en Cambados, en la administración de lotería agraciada por el sorteo no se descorchó champán y fueron escasos los premiados que se acercaron físicamente al establecimiento para celebrarlo, como por ejemplo unas compañeras de un despacho de logopedia cercano que habían comprado un décimo entre ocho.

También Manolo Vázquez, de Panadería-Pastelería Manolo, se interesó por su suerte. Todos los años compra décimos con distintas terminaciones. “Tengo uno acabado en 1 pero no sé si es el premiado. El problema es que fueron en una cazadora a la lavadora y ahora tienen que analizarlos. A ver qué ocurre”, dijo esperanzado el panadero.