El proyecto de ley de modificación de la Ley Orgánica de Educación, la Lomloe o ley Celaá, llamada así también por la ministra que la ha impulsado, quedó definitivamente aprobado ayer, en el último pleno del Senado de 2020, sin que se le haya incorporado ninguna enmienda en la Cámara Alta. Se rechazaron los tres vetos del PP, Ciudadanos y UPN así como las 644 enmiendas presentadas por todos los grupos, excepto por PSOE, ERC-Bildu y PNV.

El texto fue apoyado por 142 votos a favor, 112 en contra y 9 abstenciones y sin realizar ninguna modificación en su tramitación en la Cámara alta, por lo que no debe regresar al Congreso y se publicará directamente en el Boletín Oficial del Estado.

La ministra de Educación, Isabel Celaá, recibió la aprobación con una “profunda emoción”, al destacar cómo la Lomce “ya es pasado” y ahora se da la “bienvenida” a la Lomloe, que busca la equidad y la excelencia. La ministra aseguró al respecto que, si la Lomce era “una carrera de obstáculos y un muro”, la nueva ley permite “avanzar” a todos. La que será la octava ley educativa de la democracia es un norma “de futuro”, proclamó.

Los partidos que presentaron veto a la norma denunciaron el feo que, a su juicio, el Gobierno ha hecho al Senado acelerando la aprobación de este texto cuando, según dijo el portavoz de UPN, Prudencio Catalán, la fecha prevista para finalizar la tramitación de la ley era el próximo 25 de febrero. El discurso de Catalán se centró en los puntos más polémicos de la norma, como la eliminación del castellano como lengua vehicular o el “ataque” a la concertada. “La ley Celaá nace muerta. Tiene fecha de caducidad”, lamentó. De forma similar se expresaron el resto de formaciones que presentaron veto al texto. El representante del Partido Popular, Pablo Ruz, acusó a los socialistas de “despreciar a las Cortes Generales en la labor de esta Cámara” al no “contemplar ninguna de las 640 enmiendas” presentadas en el Senado.