La vacuna que desarrolla el CiQus con esta metodología basada en microesferas será “más completa” que las que se inoculan actualmente, según el doctor José Martínez Costas porque “está diseñada para hacer frente a varias proteínas del SARS-CoV-2”. Según el profesor del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidade de Santiago (USC), esta tecnología, patentada por esta universidad en 2010, tiene aplicaciones en la producción de vacunas contra cualquier patógeno, pero también en el tratamiento del cáncer.

¿En qué consiste esta tecnología patentada por la Universidade de Santiago?

Es una tecnología por la que somos capaces de hacer que cualquier tipo de célula que tengamos en cultivo construya unas microesferas de proteína y también que las propias células carguen dentro de las microesferas cualquier proteína que a nosotros nos interese, en este caso un antígeno de coronavirus. Estas microesferas tienen capacidad para estimular el sistema inmune. Son, además, muy fáciles de producir, se purifican fácilmente y son muy estables. Ya las probamos con buenos resultados en un par de virus de interés veterinario: el de la lengua azul y el de la peste equina africana. Ahora estamos intentando desarrollar una vacuna contra el coronavirus. Hicimos dos versiones, vimos cuál funcionaba mejor produciendo anticuerpos y estamos ahora acabando de producir esa versión para mandar hacer un ensayo preclínico con ratones en el HIZ de Alemania.

¿Qué ventajas tendría, por ejemplo, frente a las vacunas de ARNm (ARN mensajero)?

Son tecnologías que no tienen nada que ver la una con la otra. El ARNm produce los antígenos desde dentro de la célula. Nosotros introducimos partículas de proteína en el organismo y que el sistema inmune reconoce como algo exógeno, lo que dispara la respuesta inmune. Desde un punto de vista práctico, nuestra vacuna es mucho más barata de producir y mucho más estables. También es más sencilla de distribuir, porque puede conservarse a temperatura ambiente o a cuatro grados en una nevera normal. También pertenece al tipo de vacuna que menos riesgo de efectos secundarios adversos presenta. No sabemos si las primeras vacunas que han salido al mercado serán las mejores. Cuantas más balas tengamos para combatir el virus, mejor.

Están trabajando con tres proteínas distintas del SARS-CoV-2...

Sí. La S, que es la que se está empleando en las vacunas que ya se están administrando, y las proteínas M y N, porque estas dos están implicadas también en el desarrollo de respuesta tipo T, no solo de anticuerpos, sino de células T. Queremos ver si poniendo la proteína S sola o combinada con estas otras dos proteínas la vacuna funciona mejor o peor y esto es lo que vamos a probar ahora en animales.

¿Pueden afectar a la efectividad de las vacunas que ya se están administrando y al desarrollo de las que están en proceso las nuevas cepas?

En principio, los pocos datos que tenemos indican que no van a verse afectadas por estos cambios que se están dando. Pfizer ya hizo un estudio que afirma que los anticuerpos generados por su vacuna neutraliza las nuevas variantes y hay algún otro estudio hecho con pseudovirus que también indica lo mismo. Parece que es más el temor que el riesgo, pero hay que estar vigilantes.