“Todavía no afloraron los contagios de Reyes”, advierten epidemiólogos gallegos

“Todavía no afloraron los contagios de Reyes”, advierten epidemiólogos gallegos

La tercera ola de la pandemia ha irrumpido con fuerza en Galicia, situando a todos los concellos en los dos niveles de alerta más altos. Ayer, la comunidad volvía a alcanzar otro dato histórico en nuevos casos positivos y las previsiones son que los contagios continúen aumentando en los próximos días. Aun así, la situación continúa siendo mejor que la de noviembre, según aseguró el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, aunque no la tendencia y esto es lo que obliga a tomar nuevas medidas para intentar atajar la expansión de un virus que no da tregua.

A los expertos en epidemiología esta situación, sin embargo, no les ha pillado por sorpresa. Ya advirtieron del efecto que tendría el periodo navideño en la evolución de la pandemia si se relajaban las restricciones. En este sentido, no dudan en señalar a la resaca de estas fiestas como principal desencadenante del incremento en el número de contagios y advierten de que las cifras continuarán creciendo en las próximas dos semanas, ya que lo que estamos viendo ahora son los efectos de las reuniones de Nochebuena y Navidad. “Aún queda por ver el impacto que tendrán Nochevieja, Año Nuevo y Reyes”, advierte el epidemiólogo Juan Gestal, que califica la situación de “muy preocupante”.

Gestal insistió en la idea que ya manifestó en diciembre de que las navidades eran “un tren de eventos de supertransmisión” con las reuniones familiares y las compras navideñas, a las que ya había que sumar el repunte de casos tras el puente de la Constitución. Para el experto, las celebraciones de navidad tienen, además, un inconveniente añadido, y es la atomización de los eventos sociales, lo que dificulta el control de los nuevos casos y favorece, por tanto, que el virus continúe transmitiéndose. “En muchas casas ha habido reuniones familiares, en muchos casos en distintos domicilios, por lo que si en alguno de estos se producía una transmisión, el contagiado lo llevaba al siguiente. La enfermedad no ha cambiado. Lo que ha cambiado son las circunstancias y el estar en sitios cerrados, por el frío, favorece al virus”, opina.

Francisco Caamaño, profesor titular de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidade de Santiago (USC) y epidemiólogo, tampoco se muestra más optimista a la hora de calificar la evolución de la pandemia. “La situación se nos complica mucho. Además, coincide con un momento clave, que es el de la vacunación. Esta situación nos dificulta mucho el proceso porque va a crear en la población una percepción errónea de que la vacuna no sirve porque van a aparecer muchos casos de gente vacunada que van a manifestar la enfermedad y parte de nuestros sanitarios podrán caer enfermos, con lo que perderemos plantilla para vacunar, lo que puede acabar ralentizando el proceso”, explica Caamaño, para quien el incremento de casos experimentado en Estados Unidos semanas después de Acción de Gracias ya fue un aviso para navegantes.

El epidemiólogo no es partidario de un confinamiento general en el contexto actual, aunque sí cree que habría que endurecer aún más las restricciones. “Todas las medidas que se adopten para evitar la movilidad y las interacciones sociales son positivas. El confinamiento doméstico no procede si hacemos otras cosas, pero tienen que hacerse de forma radical y muy clara. Si queremos controlar la evolución de la pandemia habrá que cortar la hostelería de forma importante, adelantar la hora de cierre de los locales a las seis o siete de la tarde, y no sé si cerrar, pero sí restringir el aforo, de los grandes centros comerciales de una forma importante”, opina Caamaño.

Gestal, sin embargo, sí apoyaría un confinamiento si la expansión de la pandemia continúa con el fin de evitar que el sistema sanitario se colapse. “Todo depende de la evolución de las cifras. Sería terrible porque a lo mejor se acaba haciendo y volvemos a llegar tarde otra vez. Las autoridades sanitarias ya nos están aconsejando que nos autoconfinemos voluntariamente. Si no lo hacemos a lo mejor nos lo tienen que obligar. El sistema sanitario está más preparado que en la primera ola, pero tampoco tiene muchos más recursos y el personal también está agotado”, afirma Gestal.