El Gobierno abre la puerta a la posibilidad de adelantar el toque de queda fijado actualmente en el decreto del estado de alarma con restricciones de movilidad nocturna entre las 22.00 y las 07.00 horas, aunque descarta el confinamiento domiciliario para doblegar la tercera ola de COVID-19.

“Si hay que cambiar esta franja horaria, vamos a hacerlo hablando con todo el mundo”, señaló ayer el ministro Salvador Illa al referirse a las medidas que afectan a limitaciones de derechos fundamentales. Tras subrayar que está “en comunicación y diálogo permanente con las comunidades autónomas”, el titular del Ministerio de Sanidad recalcó que “todas las medidas se tienen que adoptar con la adecuada cobertura global”.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo fue uno de los primeros en solicitar el cambio del marco legal para adelantar el toque de queda a las 18.00 horas, equiparándolo a la restricción que ya opera en Francia. Comunidades como Castilla León —que lo aplicó unilateralmente—, Andalucía y País Vasco, son partidarias de la medida.

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, aclaró ayer ambas restricciones en una comparencia para analizar la evolución de la pandemia, que el pasado viernes (últimos datos disponibles) rebasó las 40.000 infecciones en solo un día. Cifra, de nuevo, sin precedentes.

Unos datos “muy preocupantes”, según el ministro, que se muestra partidario de adoptar “cualquier medida que sea eficaz” para doblegar la tercera ola de la pandemia, si bien aboga por esperar y comprobar si las nuevas restricciones adoptadas en la mayoría de autonomías permiten mitigar los contagios de coronavirus.

Castilla y León ha sido la primera comunidad que ha aprobado un acuerdo autonómico para adelantar desde ayer el toque de queda de las diez de la noche —el máximo establecido en el decreto del estado de alarma— a las ocho de la tarde, lo que en opinión del Ministerio contraviene el decreto, mientras que otras autonomías como Galicia han solicitado al Gobierno poder tomar esta decisión. “Todo lo que concierne a la restricción de derechos fundamentales, como el de la movilidad, se tiene que hacer siempre con las máximas garantías jurídicas. Si hay que articular nuevas medidas, lo vamos a plantear en el Consejo Interterritorial, siempre que se garantice la garantía jurídica”, resumió Illa.

Obligar a que la gente no salga de casa es una medida que tiene cada vez más partidarios, pero que provoca resistencia en el Gobierno de Pedro Sánchez. “No contemplamos en estos momentos ningún confinamiento domiciliario, lo quiero dejar claro; doblegamos la segunda ola sin el confinamiento domiciliario”, remarcó Illa en relación a la registrada en otoño.

Para el ministro, los instrumentos de los que se disponen actualmente, como el estado de alarma vigente hasta el 9 de mayo, y las diferentes restricciones decretadas por las autonomías son suficientes para doblegar la tercera ola, sin acudir al confinamiento domiciliario.

Eso sí, tras aplicar medidas hay que esperar algunos días para ver su efecto, insistió.

Unos cien casos de cepa británica y en vigilancia variantes de Brasil y Sudáfrica

Sobre los casos de la variante británica de COVID-19, el titular de Sanidad ha explicado que había confirmados 88 casos en España y ayer mismo se sumaba alguno más, con lo que habrá, según sus palabras, “poco más de un centenar de casos en España”, a los que se suman varios centenares de casos sospechosos. Hay otras variantes que también se están siguiendo, la sudafricana y otra detectada en Japón, de ciudadanos provenientes de Brasil, que se conoce como la variante sudamericana o brasileña. Preguntado por la presencia de la cepa británica de coronavirus en España, Illa ha asegurado que están siguiendo los casos con “muchísima atención” y que se están haciendo grandes esfuerzos de secuenciación. Y ha afirmado que el Gobierno está siguiendo dos otras cepas —en relación a la sudafricana y la brasileña—, por lo que se mantienen “en contacto permanente con las autoridades europeas”. El ministro ha vuelto a pedir a los ciudadanos que sigan las recomendaciones de las autoridades sanitarias “al pie de la letra”, por “drásticas que parezcan” porque son las necesarias. Precisamente, el Gobierno británico reconoció ayer 1.295 nuevas muertes por coronavirus y 41.346 contagios. En total, han muerto 88.590 personas tras haber dado positivo en un test de COVID-19. La expansión de una nueva variante del virus aparentemente más contagiosa llevó al Ejecutivo a decretar un confinamiento el pasado 4 de enero en Inglaterra, donde se ha pedido a la población que solo salga de casa por motivos esenciales.