En 2017, el zamorano Hermoti publicó en su canal de Youtube un vídeo en el que interpretaba junto a Keunam la canción 'Despacito' a veinte voces. Entre ambos crearon su particular versión del archiconocido éxito de Luis Fonsi en base las imitaciones de personajes reales y ficticios como Dani Martín, Chayanne, Apu de Los Simpson o Bender de Futurama. Hoy, casi cuatro años después, el clip tiene más de 17 millones de visualizaciones. Lo cierto es que, más allá de este caso concreto, la forma de consumir entretenimiento ha cambiado, y ha dado lugar a la aparición de figuras que se han convertido en auténticas estrellas.

Uno de ellos es El Rubius, que cuenta con casi 40 millones de seguidores en Youtube, y que también ha entrado por la puerta grande en Twitch, una plataforma para hacer retransmisiones en vivo. Este referente de la creación de contenidos en Internet se ha visto envuelto en una polémica durante los últimos días, tras anunciar que traslada su residencia a Andorra. Allí se reunirá con varios amigos que ya se habían mudado previamente, y de paso aprovechará para pagar menos impuestos.

A pesar de su indudable éxito con las parodias y las imitaciones, Hermoti está muy lejos de las cifras de El Rubius y de otras estrellas de Youtube, pero es consciente del negocio que se puede generar en base a esta actividad: "Es gente que gana muchísimo dinero, sobre todo ahora con Twitch", señala el creador zamorano, que reivindica el esfuerzo de estas estrellas para alcanzar su fama y sus emolumentos, pero que se muestra en contra de la decisión de mudarse con el objetivo de enriquecerse.

"Yo no me iría a Andorra ni de coña", aclara Hermoti, que subraya que este tipo de planteamientos revelan "la falta de solidaridad que se ha generado en una sociedad que es muy individualista". "Lo hacen por amasar más dinero y porque allí hay una fiscalidad más laxa", añade este zamorano, ingeniero de formación y actor de doblaje, artista e imitador en la actualidad. También "streamer", o protagonista de sus directos en Twitch.

Hermoti, que roza los 140.000 seguidores en Youtube, se aleja de los millones de euros que algunos medios señalan que puede llegar a ganar cada año El Rubius, pero sí percibe una parte del pastel de este nuevo negocio en el que no todo el mundo prima el dinero. Otro famoso "streamer" como Ibai Llanos defendió hace unos días la importancia de pagar impuestos, especialmente cuando la persona ingresa grandes cantidades, como es el caso: "Es una cuestión de mentalidad", señala el actor de doblaje zamorano, que tiene ejemplos cercanos de compañeros y amigos que "solo con Youtube pueden generar cerca de 20.000 euros en los meses buenos".

Según Hermoti, ese margen de ganancia se amplía ahora con Twitch, donde los ingresos por cada suscripción permiten a los "streamers" con más seguidores llevarse cantidades desorbitadas: "Yo abrí mi cuenta sin buscar pasta, pero me la he encontrado", reconoce el creador zamorano, que pasa el rato en directo jugando a videojuegos, cantando, haciendo imitaciones o exhibiendo un talento como actor de doblaje que ya le ha llevado a participar en series como Padre de Familia o Rick y Morty, y en películas como Detective Pikachu.

Lo cierto es que plataformas como Twitch empezaron como terreno abonado para los amantes de los videojuegos, pero su influencia se ha extendido a otros ámbitos, y los jóvenes y no tan jóvenes gastan parte de su dinero en suscripciones que tienen un coste básico de cinco euros mensuales por canal. "Aquí llega la gente que te apoya, a la que le gusta tu contenido y que te agradece lo que haces", explica Hermoti, que se muestra encantado con la comunidad que ha creado en la plataforma y que se aleja de lo que ocurre en redes sociales, donde los halagos se mezclan con desprecios e incluso insultos.

Por lo pronto, Hermoti seguirá explorando este camino, sin salir de Madrid, la ciudad donde reside y donde encuentra el ecosistema idóneo para compaginar su creación de contenido en la red y su trabajo en el doblaje.

Otra de las zamoranas que tiene éxito en Youtube es la mujer que se encuentra detrás de Fashiopatía, un canal que analiza tendencias de moda y que roza ya los 170.000 suscriptores. Su protagonista reconoce que es "una youtuber un poco rara", con su trabajo y su formación y, aunque apunta que personajes como El Rubius quizá "no son conscientes de lo que es pagar impuestos", sí se muestra partidaria de la libertad de elección.

En ese sentido, Fashiopatía entiende que sería reprochable que El Rubius utilizara Andorra como una residencia ficticia. "Si no es así, se trata simplemente de una elección de vida", aclara la zamorana, que de todos modos subraya que "tendría que preocupar más que se fueran científicos o empresarios que generan puestos de trabajo".

Más allá de eso, Fashiopatía también alude al negocio que existe en las diferentes plataformas e Internet, aunque en su caso deja al margen una de las fuentes de ingresos principales: el de la publicidad. "No me gusta colaborar con marcas. Obtengo mis ingresos vía Youtube y ya está", recalca.

Finalmente, en lo que tiene que ver con las nuevas plataformas como Twitch, o con redes sociales tipo Instagram, Fashiopatía considera que, en muchos casos, "ya no hay contenido, sino un teletienda". "Debería legislarse de algún modo para que el consumidor supiera lo que es publicidad", opina la zamorana, que cree que todavía faltan muchas cosas por pulir en este negocio y que lamenta la falta de cultura que existe en España en torno a lo que se cuece en Internet. "Creo que deberíamos mirar un poco hacia Estados Unidos, que ya va por delante en esto", zanja.

En todo caso, más allá de futuras regulaciones, las redes sociales y las plataformas para los nuevos creadores de contenido han ocupado un espacio importante dentro del consumo de entretenimiento. Aquí, los espectadores, muchos de ellos jóvenes, eligen a la carta e interactúan con los "streamers" para formar una comunidad que cada vez tiene más miembros.