Tres nuevos terremotos agitan Granada

Solo tres días después del terremoto que causó pequeños daños materiales en los municipios de Atarfe y Santa Fe, tres nuevos temblores de tierra prácticamente consecutivos y de magnitud 4,2, 4,2 y 4,5 se percibieron la noche del martes en el área metropolitana de Granada y, en horario de confinamiento, sacaron a los portales de las casas y a las plazas a un buen número de vecinos asustados.

Los terremotos se produjeron a las 22.36, 22.44 y 22.54 horas, con epicentros nuevamente en Santa Fe, localidad cercana a la capital. A las 23.09 hubo un cuarto temblor, aunque apenas fue perceptible (magnitud 2,7). Más allá del susto, los seísmos no causaron ni daños personales ni materiales, con la única excepción de la caída de la fachada de un viejo edificio de Santa Fe que se encontraba abandonado y en estado ruinoso. El terremoto del pasado sábado sumó medio millar de incidencias menores, fundamentalmente por caída de cascotes y azulejos.

El alcalde de Granada, Luis Salvador, envió un “mensaje de confianza y tranquilidad” a la población y recordó que los expertos en sismología señalan que este tipo de series están “dentro de una normalidad”. En el área de la capital se ha activado la fase de preemergencia del Plan de Riesgo Sísmico.

La situación a la que se enfrenta desde hace varios días el área de Granada es mucho más habitual de lo que pudiera parecer ya que, como indican los expertos, “se registran movimientos sísmicos casi a diario en la ciudad, aunque suelen ser imperceptibles”. Desde el pasado 1 de diciembre, el Instituto Geográfico Nacional ha registrado mas de 280 terremotos.

De hecho, debido a su ubicación en una zona de convergencia entre las placas tectónicas africana y euroasiática, la cuenca de Granada es la zona con mayor peligrosidad sísmica de toda la península Ibérica.

“Estos movimientos forman parte de un enjambre sísmico en el que tienen lugar terremotos que están asociados entre sí. No podemos descartar que se produzcan más en los próximos días”, explica Jesús Galindo Zaldívar, catedrático de Geodinámica Interna de la Universidad de Granada.

La actividad sísmica en la provincia de Granada puede ser definida como el funcionamiento de una goma, prosigue el profesor: “Las placas de Eurasia y África se deforman de manera constante estirando esa goma. Y cuando no resiste más se acaba rompiendo, lo que produce ese efecto cascada que estamos viviendo”. Esa tensión va generando energía en la tierra y acaba por desembocar en un terremoto.

Existen periodos de gran actividad como el que se está viviendo ahora o como el de 2018, cuando hubo picos diarios de hasta siete terremotos de intensidad moderada, y otros en los que la calma es máxima y no se produce ninguno. Galindo Zaldívar recuerda que “es positivo que se produzcan estos sismos ya que permiten que la tierra libere poco a poco la energía que concentra en lugar de hacerlo en un gran terremoto”.

En cualquier caso, como insisten los expertos, ni la ciudad ni su provincia sufrirán terremotos de la intensidad de otras zonas del planeta como Chile, Alaska, Indonesia o Japón, donde no son extraños los seísmos de magnitud superior a 7, puesto que en la cuenca de Granada “no existen fallas con gran continuidad”.