Escogió una pequeña localidad costera a 10.000 kilómetros de distancia de su Uruguay natal para ocultarse de la Justicia y allí intentó pasar desapercibido durante nada menos que cinco años. El militar uruguayo Eduardo Augusto Ferro Bizzozero, acusado de genocidio durante la dictadura de Aparicio Méndez en su país y buscado internacionalmente, fue detenido en la noche del miércoles en Peñíscola, como confirmaron fuentes de la Policía Nacional, artífice del arresto del militar.

Ferro, de 73 años y supuesto autor de crímenes contra la humanidad, se estableció en solitario en la localidad del Baix Maestrat, donde intentó pasar desapercibido como un jubilado más, con una vida discreta, según ha podido saber El Periódico Mediterráneo, diario perteneciente al mismo grupo de comunicación que este medio.

Los vecinos de Peñíscola no podían imaginar que entre ellos se ocultaba un fugitivo acusado de ser uno de los principales protagonistas en Uruguay de la Operación Cóndor —la ofensiva coordinada por las dictaduras latinoamericanas a finales de la década de los setenta para acabar con la disidencia política—, vinculado a secuestros y torturas. El militar, según informó el diario El País de Uruguay y adelantó eldiario.es, fue juzgado en 1985 por el secuestro y desaparición del militante comunista Óscar Tassino siete años antes. La Ley de Caducidad propició que el coronel se librara del juicio pero en 2011 se reabrió el caso. En marzo del 2017 no compareció en las dos audiencias que tenía pendientes y huyó de su país.

Desde entonces había trasladado su residencia a Peñíscola, en busca de un municipio tranquilo en el que esconderse. En 2017 viajó a Madrid desde la provincia y en un hotel de la capital fue detenido. Pasó un tiempo en prisión y cuando su país pidió la extradición, Interpol informó de que estaba ilocalizado y con una orden de busca y captura. Volvió al Maestrat, donde ha sido arrestado ahora.

Ferro llamó para entregarse

El militar uruguayo decidió contactar telefónicamente con las autoridades --mediante un intermediario-- y manifestó su voluntad de entregarse. Les dijo que estaba en un apartamento alquilado en Peñíscola y propuso que su detención tuviera lugar en esa vivienda. A partir de ese momento, la policía uruguaya contactó con España para organizar el arresto del presunto genocida. La Brigada Provincial de Información de Castellón se trasladó hasta Peñíscola, por orden de la Audiencia Nacional, y practicó la detención del militar en el domicilio que ocupaba en Peñíscola. Todo apunta a que su extradición será inmediata para ponerlo a disposición judicial en su país por unos presuntos crímenes que tienen ya unos cuarenta años.

Además del caso del militante comunista Óscar Tassino, Ferro está acusado de la desaparición y asesinato del dirigente comunista Fernando Miranda; la desaparición de María Claudia García de Gelman; o el secuestro en Brasil de Universindo Rodríguez y Lilián Celiberti.