A las barreras que cada día deben sortear las personas sordas en su vida cotidiana se han añadido en los últimos meses otros obstáculos derivados de la nueva normalidad que marca la pandemia como que la atención médica sea casi exclusivamente telefónica, el uso de mascarillas en cualquier ámbito o el auge del teletrabajo. “La situación ha empeorado, si ya es complicado para la sociedad en general, más para las personas con alguna discapacidad”, indica el presidente de la Federación de Asociacións de Persoas Xordas de Galicia, Iker Sertucha, quien denuncia que este colectivo ha sido “olvidado” por las administraciones que dictan medidas “de carácter general” sin tener en cuenta las limitaciones o problemas que pueden desencadenar en determinados colectivos.

¿Qué ha supuesto la pandemia para las personas sordas? ¿Se tienen que enfrentar ahora a nuevas barreras?

Sí, partíamos ya de ciertas barreras y a raíz de la pandemia, la situación ha empeorado, especialmente en el ámbito sanitario ya que ahora la atención que presta el Sergas es principalmente por teléfono. Es una medida que se aplica para toda la sociedad pero que no repercute en todos por igual y que en el caso de las personas sordas, nos perjudica. Ya siempre hemos tenido barreras en el acceso a sanidad como por ejemplo que no haya suficientes intérpretes de lengua de signos o no todos los días, o que el seguimiento de las altas hospitalarias se realice únicamente por teléfono, pero ahora la situación se ha agudizado. Las consultas son principalmente por teléfono y nosotros no podemos atenderlas.

¿Cómo hacen en estos casos?

Tienes que dejar el teléfono de otra persona ya sea tu pareja, tus padres... para que estén en el momento de la llamada y atenderla, esto vulnera nuestra intimidad y nuestra autonomía. O si no, al tener una hora para la consulta puedes reservar un intérprete de lengua de signos, pero el problema es que no siempre se respetan los horarios de las consultas. Hay ya una instrucción del Sergas sobre la atención a personas sordas pero no se cumple.

¿Qué aspectos se incumplen?

Por ejemplo, se supone que en la intranet del Sergas debe aparecer que un paciente es una persona sorda y que por tanto la comunicación e información con ella debe ser a través de SMS o email, pero esto no se hace. Ahora con los cribados, por ejemplo, hubo personas sordas que se quedaron sin hacer la prueba porque para avisarles se hacía a través de llamadas. Tampoco se cumplen los horarios de las consultas. Desde la Federación no pedimos tener preferencia ni una discriminación positiva, simplemente una atención igualitaria con las adaptaciones que sean necesarias. Mejorar el acceso al ámbito sanitario, que haya intérpretes de lunes a domingo, es nuestro principal reto porque es un derecho. El 7 de septiembre cuando se designaron los nuevos cargos, pedimos una reunión en la Consellería pero todavía no nos han recibido.

Hoy en día, ¿no sería más sencillo facilitar esta atención con las nuevas tecnologías?

Las nuevas tecnologías son una alternativa pero no pueden verse como la única solución, tiene que seguir habiendo atención presencial y además para la aplicación de las nuevas tecnologías el ámbito sanitario necesitaría modernizarse.

El uso obligatorio de mascarilla también dificulta su comunicación y todavía no hay transparentes homologadas...

Sí, la homologación es una pelea a nivel estatal que creo que no se va a conseguir porque es algo que se dilata mucho en el tiempo pero exigimos a la Xunta que diga con nombre y apellidos qué mascarillas transparentes están certificadas, es decir, cumplen los requisitos fijados por las normativas europeas, sobre todo para el ámbito educativo. Ahora la decisión recae en las propias familias y hay centros donde solo quieren las higiénicas o quirúrgicas, no las transparentes. Tiene que certificar qué mascarillas son las reglamentarias porque leer los labios es fundamental para muchas personas sordas, que aunque saben la lengua de signos precisan lo precisan como refuerzo. Hay alumnos que se podían defender con la lectura de labios en clase pero ahora es imposible.

Algunas familias denunciaron recientemente que estaban a la espera de un intérprete para sus hijos en clase. ¿Qué problemas han tenido estos meses los alumnos sordos?

Sí, en las clases presenciales pueden contar con un intérprete de lengua de signos, pero algunas familias todavía están esperando. Y el confinamiento también supuso una gran barrera para este alumnado porque el material no está adaptado a lengua de signos, era complicada la comunicación con los profesores y todo esto hace que se retrase el ritmo de aprendizaje.

¿Qué otras quejas les han transmitido personas sordas en la Federación en estos diez meses de pandemia?

Muchos obstáculos habituales en la comunicación de personas sordas como, por ejemplo, problemas para hacer la declaración de la renta ya que este año no podía ser presencial, solo telefónica. También hay problemas a nivel laboral, con el teletrabajo, ¿cómo un sordo va a trabajar desde casa sin comunicarse con sus compañeros? Hay infinidad de barreras. También fue muy importante el aislamiento comunicativo que vivieron algunas personas sordas durante el confinamiento. Hay personas mayores sordas que no tienen apenas cómo comunicarse o informarse porque la televisión no está adaptada, no pueden por teléfono y esto es importante a nivel emocional.

¿Cómo se ayudó desde la Federación a estas personas?

Durante el confinamiento hay que decir que la Consellería de Política Social cubrió todas las necesidades que solicitamos y desde la Federación se hicieron videollamadas a gente que estaba sola y se recurrió a una aplicación en la que se pueden comunicar a través de un intérprete.

¿Se sienten olvidados por las administraciones?

Sí, nos tienen olvidados porque si realmente se busca el bienestar social hay que tener en cuenta y pensar también en las minorías porque aplicar medidas genéricas puede llevar a algunos colectivos a un punto similar al de hace 10 o 15 años. El problema es que las personas sordas somos una minoría, parece que tiene poca repercusión. Desde marzo tenemos temas pendientes de solucionar, no queremos ser un colectivo con trato prioritario, no más que los demás, simplemente no quedarnos atrás.