El obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, se puso la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus sin que le tocase, tal y como adelantó La Opinión de Murcia, del mismo grupo editorial que este diario, y confirmó posteriormente la propia Diócesis en un comunicado enviado a los medios el lunes por la noche. Lo hizo en la residencia de Murcia Hogar de Betania, cuyo patronato preside. Sin embargo, en el listado que mandó este centro a la Consejería de Salud, para registrar los certificados de vacunación, aparece el nombre de Lorca Planes no como obispo, sino como capellán, aseguran fuentes cercanas al caso. Además, Monseñor no se vacunó solo: junto a él lo hicieron su secretario personal, Maximiliano Caballero; el obispo auxiliar, Sebastián Chico; el que fuera arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, y el canónigo de la Catedral Tomás Cascales.

Explicaba la Diócesis que “días previos a su vacunación, el obispo rellenó el consentimiento necesario para que la Consejería de Salud autorizase su vacunación”. El documento que firmó es el impreso que han de rellenar los trabajadores sanitarios para poder vacunarse: fue firmado por el prelado el 2 de enero, y en ese momento él no estaba dado de alta como capellán en la residencia. Fue días después cuando aparece en el registro el nombre de Lorca Planes como trabajador del centro, aunque fuentes de toda solvencia aseguran que la fecha se manipuló para que constase que el obispo es capellán de Hogar de Betania desde julio de 2019. Y en calidad de capellán recibió el vial, al igual que los otros religiosos: también constaban como trabajadores del centro. La vacunación de los cinco se produjo el 19 de enero.

Los capellanes de los hospitales y las residencias, aunque no son sanitarios, están en primera línea para dar consuelo espiritual a los enfermos. De ahí que sí se hayan vacunado legalmente. Que el obispo conste en la lista como uno de ellos “no nos hace gracia”, explican capellanes de Murcia, que prefieren pensar en la “buena fe” del prelado, aunque les “duele el escándalo”.

Por otro lado, la Consejería de Salud de la Comunidad anunció que abrirá una investigación para tratar de esclarecer cómo es que el prelado se puso la vacuna, ya que no estaría incluido en los grupos prioritarios en esta fase de la campaña.

Así lo afirmaba el portavoz del Comité de Seguimiento de COVID en Murcia, Jaime Pérez, quien explicó que el departamento no se hace responsable de la decisión que habría tomado la residencia en la que el religioso recibió el primer vial. Que no el segundo, ya que, según el comunicado de la Diócesis, Lorca Planes ha renunciado a ponérselo.

Pérez concretó, en rueda de prensa, que Salud recoge los listados que facilitan las residencias con los nombres de los trabajadores y usuarios de las residencias que deben ser vacunados: “Es la residencia o el centro el que a través de un programa informático incluye a los usuarios a los que se va a vacunar”. En este sentido, el portavoz del Comité manifestó que desde Salud se harán las pertinentes investigaciones para saber “qué ha pasado”.

Respecto a la decisión del obispo de no ponerse ahora la segunda dosis de la vacuna tras anunciar que había sido vacunado y alegar que “no creía que estuviese mal”, Pérez apuntó que, aunque la Consejería sí recomienda administrar la segunda dosis, porque, si no, la primera no vale de nada, depende de la “voluntariedad” de cada persona: “Es libre de ponérsela o no”, puntualizó.

Desde el Obispado insistieron en que Lorca Planes se vacunó en calidad de presidente del patronato de la residencia, donde, sostienen, va de forma habitual, tanto en visitas públicas como de carácter privado.