El impacto de la tercera ola de la pandemia de SARS-CoV-2 en el área sanitaria de A Coruña y Cee, la más castigada de Galicia, amaina pero a un ritmo más lento del esperado. Los datos son mejores que la semana pasada, pero los hospitales, y sobre todo las unidades de críticos, siguen muy tensionados, de ahí que la jefa de Medicina Preventiva, María José Pereira, anime a mantener el esfuerzo realizado, ya que “todo lo conseguido se puede perder en un fin de semana complicado”. Sobre la posibilidad de aliviar restricciones en Galicia, como ya se está haciendo en otras autonomías, la doctora Pereira, miembro del subcomité clínico que asesora a la Xunta en la emergencia sanitaria, señala: “La situación no está como para esperar grandes cambios la próxima semana”.

¿Cuál es su diagnóstico de la situación actual de la pandemia de COVID en el área coruñesa?

Ha habido una mejoría clara, mantenida en el tiempo durante estos días, y esta es una realidad esperanzadora. El problema es que esa mejoría no está siendo tan rápida como nos gustaría. La curva de nuevos contagios está en descenso, y esto demuestra que el esfuerzo que todos venimos realizando hasta ahora está dando sus frutos. No obstante, a nivel hospitalario, y sobre todo en las unidades de críticos, la situación dista mucho de estar desahogada, pese a haber mejorado con respecto a la semana pasada.

¿Con qué previsión trabajan de cara a los próximos días?

Debemos continuar en alerta porque seguimos teniendo un número de nuevas infecciones importante. Y sabemos, porque la realidad nos lo ha demostrado, que esas nuevas infecciones se van a traducir en hospitalizaciones, ingresos en unidades de críticos y, por desgracia, en más fallecimientos. La desescalada a nivel hospitalario siempre va a una velocidad menor que la disminución de los contagios en la calle.

Los positivos bajan en A Coruña, pero a un ritmo menor que en el resto de Galicia, y la presión sobre las unidades de críticos es la más elevada de la comunidad. ¿Por qué el COVID se ceba con el área coruñesa?

Esta realidad nos tiene que hacer preguntarnos, efectivamente, el porqué de esa diferencia entre A Coruña y el resto de Galicia. Todos debemos analizar la situación y valorar qué estrategias hemos seguido y si realmente en alguna de ellas hay margen de mejora. También es cierto que nuestra área sanitaria entró en esta tercera ola con un número de casos más elevado que el resto, y eso siempre va a determinar que la situación, por mucho que mejore, no lo haga a la misma velocidad. En las últimas semanas, hemos incrementado claramente nuestra capacidad diagnóstica, sobre todo con la puesta en marcha de cribados masivos. Si bien es cierto que el porcentaje de positividad en esas pruebas no está siendo muy elevado, todo suma, y el poder identificar los positivos con premura nos parece que es la estrategia a seguir. No obstante, debemos analizar qué otras medidas podemos implementar para continuar mejorando y lograr el control de la situación.

Llevamos casi un año de pandemia a nuestras espaldas, y esa ‘mochila’ pesa cada día más. Los profesionales sanitarios están extenuados, y la población en general acusa un hastío cada vez mayor. ¿Teme que ese agotamiento conlleve una nueva relajación social si se suavizan las actuales restricciones?

La situación nos está sobrepasando a todos por múltiples causas, de tipo sanitario, económico y social. Por eso me gustaría incidir en que vamos por el buen camino, la mejoría no está siendo tan rápida como nos gustaría y por eso debemos mantener el esfuerzo que venimos realizando. Las vacunas están ahí, se están empezando a administrar y eso nos va a ayudar, al igual que los cribados. Pero urge entender que todo lo que hemos conseguido se puede perder en un fin de semana complicado. En estas fechas de Carnaval, que para los gallegos en general y los coruñeses en particular serían días de celebración y reuniones, conviene echar la vista atrás y pensar en que todo el esfuerzo realizado se puede ir al garete si nos relajamos y dejamos de cumplir las recomendaciones sanitarias.

El miércoles se cumple el plazo de vigencia inicial establecido por la Xunta para las actuales limitaciones y el lunes el subcomité clínico, al que usted pertenece, se reunirá para analizar la situación en Galicia y determinar si se alivian, o por el contrario se mantienen, esas medidas. Los datos del área coruñesa hacen pensar que no habrá grandes cambios...

Efectivamente, la situación no está como para esperar grandes cambios la semana que viene, sobre todo en el área de A Coruña. A todos nos interesa tratar de flexibilizar las actuales medidas desde todos los puntos de vista, pero desde el subcomité clínico siempre hemos planteado que las decisiones se tomen en base a una serie de indicadores y datos epidemiológicos, además de otros elementos. La tesitura actual es mejor que la de hace una semana, pero no es la ideal, y en función de eso tenemos que actuar. Se ha comprobado que desescaladas o ceses de restricciones demasiado tempranos pueden ser un problema. Ya tenemos el background suficiente como para seguir aplicando esas recomendaciones de la manera más razonable, teniendo en cuenta, por supuesto, el gran esfuerzo que está suponiendo esto para todo el mundo.

¿Qué dato de incidencia habría que alcanzar para considerar que el SARS-CoV-2 está bajo control?

La situación que perseguimos todos, pues garantizaría que el virus circula de una forma marginal, es rebajar la incidencia acumulada hasta los 25 casos por cada cien mil habitantes, y estamos por encima de 500. Las cifras son así de duras. Los datos son mejores que hace una semana, insisto, pero distan mucho de estar en la situación ideal. Todavía nos quedan meses de esfuerzo, debemos ser absolutamente claros y meridianos con esto. Pero estamos en una posición mejor, al disponer de un conocimiento y unas herramientas que en las anteriores olas no teníamos. Vamos a pensar así y a seguir trabajando todos en esta línea.

Con las cifras actuales, llegar a 25 casos por cada cien mil habitantes parece casi una utopía...

En junio estuvimos así, y comprobamos que la situación podía cambiar en un mes, o en mes y medio, como sucedió en agosto. Ahora disponemos de una herramienta que entonces no teníamos, las vacunas, y conocemos mucho mejor al virus. Es verdad que entonces partíamos de otra base, pero se pudo llegar hasta ese límite en la primera ola y hay que intentar hacer lo mismo ahora. El camino va a ser complicado, con muchos aspectos negativos, pero debemos continuar esforzándonos porque si no vamos a encadenar una ola tras otra y volveremos a vivir situaciones tan dramáticas como las del pasado mes de enero.

Conocemos mejor al SARS-CoV-2 y disponemos de nuevas herramientas para hacerle frente, como las vacunas, pero también hay otras amenazas, como las nuevas variantes del virus. ¿En el área coruñesa preocupa, especialmente, la circulación de la cepa británica?

La información que tenemos de Reino Unido es que, en seis semanas, esa cepa pasó de representar un 10% del conjunto de muestras, a casi un 75%.Y eso es lo que va a pasar en nuestro entorno, con la cepa británica o con cualquier variante que se haga fuerte en su momento, porque ya estamos viendo que el SARS-CoV-2 funciona así. Intenta adaptarse y busca la mayor infectividad para sobrevivir, igual que hicieron otros virus en situaciones similares. Ahí está, precisamente, su peligrosidad, ya que complica el control de la epidemia. Los virus más letales acaban antes con el huésped y eso permite atajar con mayor rapidez la situación, como sucedió con el ébola. Nosotros tenemos que trabajar en todos los escenarios, y que la variante británica o cualquier otra cepa se convierta en la más frecuente es factible, por eso debemos seguir con todas las recomendaciones sanitarias.

Más allá de las medidas que adopten las autoridades, cada uno de nosotros debería saber, a estas alturas, lo que tiene que hacer...

Y es imprescindible que lo hagamos. Da igual en qué marco regulatorio nos movamos si no interiorizamos la importancia de nuestros actos individuales en el control de esta pandemia. Podemos establecer todas las normas que queramos, y claro que influyen en la población, pero la actitud de cada uno de nosotros es fundamental en el manejo de esta crisis sanitaria. La conciencia del individuo dentro del colectivo es clave para que todo vaya a mejor.

Formar parte del subcomité clínico que asesora sobre las medidas que se han de adoptar no debe ser fácil...

Los miembros del subcomité clínico somos conscientes de las dificultades que las restricciones suponen para colectivos de todo tipo. Buscar un equilibrio es muy complicado, yo lo paso francamente mal. Claro que un confinamiento estricto de un mes o dos disminuiría de forma considerable la circulación del virus, pero todos sabemos qué supondría para el conjunto de la población. Por eso me gustaría insistir en lanzar un mensaje de ánimo. La sociedad tiene que ver que ese esfuerzo tan tremendo que todos estamos haciendo, y sus consecuencias en el día a día de muchísimas personas, no están siendo en balde. Con ese esfuerzo se está logrando mejorar la situación, aunque sea a un ritmo menor del deseado., de ahí que sea primordial mantenerlo, para no echar por tierra todo el sacrificio realizado. Porque si nos relajamos, en un fin de semana con un festivo en el horizonte como el que acaba de empezar, todo puede cambiar.