No son médicos ni enfermeros, pero sus manos son claves en la recuperación de los pacientes COVID. Son los fisioterapeutas que atienden a los infectados que están en la UCI para ayudarles a mejorar “su capacidad respiratoria” y reducir los problemas derivados de la falta de movilidad. “La atención temprana de estos profesionales permite acortar hasta dos días de media la estancia en las unidades de cuidados intensivos, favorece la pronta recuperación del paciente y sus secuelas, lo que conlleva además ahorro y optimización de los recursos sanitarios disponibles”, indican desde el Colexio Oficial de Fisioterapeutas de Galicia (Cofiga).

Su labor con los enfermos COVID que están en la UCI arranca cuando los sanitarios comienzan a quitarles poco a poco la sedación y se les retira el respirador. “Lo normal es que si un paciente ingresa en la UCI es porque sus pulmones oxigenan muy poco y esto hace que los médicos les seden, les intuben y les acuesten boca a abajo. Cuando alguno de los parámetros, como la oxigenación en sangre, comienza a mejorar se le vuelve a poner en situación no prono y si remite la inflamación del pulmón se retira poco a poco la sedación y es ahí cuando empieza nuestro trabajo”, señala Esther Giménez, especialista en fisioterapia respiratoria del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) y profesora en la facultad de Fisioterapia de la universidad coruñesa.

Uno de los principales objetivos de su trabajo es ayudar a mejorar la capacidad respiratoria del paciente. “Trabajamos a nivel de pulmón con el fin de acelerar la desconexión del respirador, que los pacientes recuperen la capacidad para respirar por sí solos”, indica Giménez, quien explica que se trata de un proceso similar a cuando a alguien le han operado de una rodilla. “Si te queda dolorida, el fisioterapeuta te enseña a saber como moverla. Aquí es igual”, señala esta experta. ¿Y cómo lo hacen? Con diferentes técnicas. “Cuando están con la ventilación y ya están algo despiertos, la máquina lo que hace es que les mete aire a presión y nosotros bajamos esa presión. Además les ayudamos para que trabajen su musculatura y esto facilite el volver a una respiración fisiológica”, indica Giménez, quien explica que además, una vez extubados, “los pulmones quedan como achicados y nosotros practicamos técnicas para que recuperen su volumen anterior”. Otra función a nivel pulmonar es “ayudar al paciente a expulsar las secreciones que tienen”.

Pero el objetivo de los fisioterapeutas no solo es contribuir a mejorar la capacidad respiratoria del paciente con COVID sino también evitar las secuelas que la falta de movimiento puede causar a nivel muscular en estos enfermos que pueden llegar a pasar meses ingresados. “Debido a los tratamientos con corticoides y relajantes, o la sedación estos pacientes sufren atrofia muscular y nuestro trabajo va encaminado a minimizar los efectos secundarios o que si las secuelas no se pueden evitar, al menos acortar los tiempos de recuperación”, explica Giménez. Para ello, incluso cuando el paciente está sedado realizan ejercicios para garantizar su movilidad, algo que aumenta cuando ya están despiertos y pueden participar de forma activa. “La colaboración es muy importante y mejora los resultados, pero es cierto que muchos están algo desorientados o adormilados por la medicación y es con el paso de los días, cuando ven mejorías, cuando más colaboran”, indica Giménez, quien aclara que también trabajan la movilidad y los cambios de postura con aquellos pacientes en UCI pero que no precisan intubación.

Lo ideal es que estos pacientes reciban el tratamiento del fisioterapeuta dos veces al día, pero en el caso del Chuac estos profesionales solo están de mañana y por tanto, la terapia se aplica de forma diaria. “Estamos sobre 15 o 30 minutos con cada paciente aunque en el pico, cuando teníamos a muchos más pacientes en UCI, la carga asistencial obligó a dedicarles menos tiempo, entre 10 y 15 minutos”.

Una atención, que continúa una vez que el paciente pasa a planta, y que acorta los tiempos de recuperación del paciente. Desde Cofiga estiman que la estancia media en UCI se reduce en dos días gracias a la labor de los fisioterapeutas y esto implica también un ahorro para el sistema sanitario. “Si el coste de la estancia de un paciente en UCI es de 1.500 euros diarios, la labor de los fisioterapeutas permite un ahorro de 3.000 euros por paciente”, sostiene la entidad colegial.

Giménez reconoce que la labor del fisioterapeuta respiratorio no es muy conocida entre la población, que les asocia más a cuestiones “osteoarticulares”, pero lo cierto es que esta especialidad es fundamental en los hospitales desde hace años. Pacientes trasplantados de pulmón, con cáncer o que llegan a la UCI tras una operación de corazón o un politraumatismo comparten muchas veces un patrón común: terminan intubados y sin apenas moverse durante semanas. Ahí los fisios tienen un papel clave.