“La vida es así, a veces, junta los momentos sombríos y los más luminosos. Da y quita al mismo tiempo”. Esta cita, extraída del libro La trenza, de la autora francesa Laetitia Colombani, gusta especialmente en la Asociación Galega de Trasplantados de Médula Ósea (Asotrame), “destila verdad” y sobre ella, seguro, tendrán mucho que decir los participantes en el club de lectura puesto en marcha por esta entidad para pacientes oncohematológicos hospitalizados, que mañana celebrará su primer encuentro virtual, centrado en esa novela. Una iniciativa que surge para paliar el aislamiento que sufren esos enfermos durante sus largas estancias ingresados y que se ha acrecentado, si cabe aún más, por la pandemia de SARS-CoV-2.

“El último año ha sido un poco extraño. La pandemia de coronavirus nos impide realizar visitas a los enfermos hospitalizados, con lo cual no les podemos trasladar personalmente nuestros mensajes de ánimo y esperanza a través de programas como Apoyo entre iguales o Arte y emociones, que estamos realizando de manera online. Por eso, hemos decidido poner en marcha esta nueva iniciativa, un club de lectura virtual, cuyo objetivo es favorecer el contacto entre los pacientes durante sus estancias hospitalarias, que siempre son difíciles porque se suelen prolongar varias semanas, incluso meses, y que en las circunstancias actuales, sin visitas de familiares, amigos o incluso las nuestras, se hacen todavía más cuesta arriba”, explica la presidenta de Asotrame, Cristina Piñeiro, quien insiste en que si los periodos de hospitalización en las áreas de Oncohematología son duros ya de por sí, en el actual contexto de emergencia sanitaria, “todavía más”. “Los pacientes con enfermedades oncohematológicas suelen estar inmunodeprimidos, de ahí que esas plantas de los hospitales sean zonas muy restringidas. Y este año, con el COVID, incluso más. De hecho, nos constan casos de pacientes que han pasado los tratamientos de quimioterapia solos, sin ningún acompañante”, subraya.

El germen del club de lectura virtual impulsado por Asotrame está en un banco de libros que esta entidad puso en marcha en la planta de Oncohematología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) mucho antes de la pandemia de SARS-CoV-2, y que no tuvo el tirón esperado, precisamente, por la propia casuística de los enfermos ingresados en esa área. “Cuando iniciamos las visitas a la planta de Oncohematología del Chuac habilitamos un pequeño banco de libros, pero no tuvo demasiado éxito por el riesgo que conlleva que los libros sean manipulados por los pacientes, de ahí que tampoco lo nutriésemos con más ejemplares. No obstante, a raíz de la emergencia sanitaria, pensamos que sería un buen momento para retomar el tema, y un club de lectura nos pareció la mejor opción, ya que se puede llevar a cabo, fácilmente, de manera virtual. La actividad está dirigida a pacientes hospitalizados y también a sus familiares, aunque no la cerramos a nadie. Creemos que los libros pueden ser un refugio para estos enfermos, y a la vez un estímulo que les sirva, en cierto modo, como terapia”, destaca Cristina Piñeiro, quien especifica que los interesados en participar solo tienen que enviar un correo electrónico a psicología@asotrame.com. “A partir de ahí, les haremos llegar una ficha de inscripción que nos tienen que devolver cubierta, por tema de protección de datos, y los meteríamos en un grupo. Cada mes se propondrá un libro, y un día para realizar el encuentro online, a través de Skype”, detalla.

El impulso definitivo al club de lectura, cuenta la presidenta de Asotrame, surgió en un encuentro de voluntariado de la asociación. “Tenemos un equipazo de cabezas pensantes, y a partir de esa reunión, empezamos a dar forma a la actividad. Estamos muy ilusionados, porque creemos que va a motivar a los pacientes, al facilitarles la comunicación entre sí, ahora que hay muchísima soledad. Nuestro objetivo es que se puedan evadir y tener más contacto social, aunque sea a través de una pantalla”, reitera Cristina Piñeiro, quien apunta que el grupo va a estar coordinado por la psicóloga de la entidad, Isabel García Pérez, de ahí su potencial valor “terapéutico”. “La idea es ofrecer también a los enfermos ese apoyo emocional tan necesario cuando se está hospitalizado. Hacer que se sientan arropados y que, pese a las circunstancias tan complicadas que estamos viviendo, sepan que seguimos ahí, dándoles nuestro apoyo”, remarca.