Aunque había expertos que auguraban que tras el confinamiento obligado de casi tres meses entre marzo y mayo de 2020 se produciría una especie de baby boom y aumentaría la natalidad, la realidad es justo la contraria. España registraba 23.226 nacimientos en diciembre, la cifra mensual más baja desde los años 40 y si el análisis se ciñe a la ciudad de A Coruña, entre enero y febrero hubo cien nacimientos menos y el número de partos en los hospitales se redujo un 17% respecto al mismo periodo del año anterior.

Los expertos tienen claro que la incertidumbre, el miedo y la inestabilidad laboral que ha traído la pandemia han ganado la batalla y quienes quieren tener hijos se lo piensan ahora algo más que antes de la irrupción del coronavirus.

“En el primer confinamiento había un alto nivel de desconocimiento e incertidumbre acerca de la evolución de la pandemia. Ello sumado al cambio de hábitos y rutinas y la imposibilidad de poder tener una perspectiva de estabilidad en el futuro habrá hecho que muchas personas aplazaran la decisión de tener hijos hasta sentir más seguridad en la estabilidad futura”, sostiene el sexólogo gallego Emilio López Bastos.

Desde la Fundación Renacimiento Demográfico esgrimían las mismas razonas en diciembre, un mes de mínimos. “Creíamos que habría un baby boom porque la gente se iba a juntar más pero al final primó el ambiente de zozobra e incertidumbre que se creó”, señalaban en esta organización, donde reconocían en una entrevista con Efe que habría que esperar todavía unos meses para ver si este descenso de la natalidad se consolida realmente o se trata solo de una caída puntual.