Madrid, 6 ene (EFE).- Lo que no se nombra parece que no existe, destacan entidades sociales que apoyan a las personas sin hogar, en una campaña para reclamar a la RAE que incluya "sinhogarismo" en el diccionario y se ponga el foco sobre una realidad que está en las calles de nuestras ciudades y que afecta en España a más de 33.000 personas.

La campaña promovida por Hogar sí-Fundación Rais lanza este deseo para 2021 y propone a los ciudadanos que definan "sinhogarismo" con la esperanza de que algún día sea "solo una palabra en el diccionario" porque todas las personas tengan un hogar.

"Quizás nunca has oído esta palabra, quizás te parece demasiado complicada o quizás nunca la habías visto escrita. Pero seguro que lo que sí has visto son sus graves consecuencias. El sinhogarismo supone una vulneración de derechos que afecta a más de 33.000 personas en España", destaca a Efe el director general de Hogar Sí, José Manuel Caballol.

Para esta ONG es importante usar la palabra "sinhogarismo" porque "el lenguaje construye realidad" y evitar términos como "mendigo", "indigente" o "vagabundo", que estereotipan, cosifican y deshumanizan a las personas. "Quizá tuvieron sentido en la historia, pero ya no".

"Lo importante es remitir el término a un fenómeno que no tiene una base individual, sino estructural; cuando hablas de 'persona sin hogar' parece que es un problema de esa persona, cuando hablas de 'sinhogarismo' hablas de dificultad de acceso a la vivienda, de debilidad del sistema de protección social, de problemas de salud mental, todo eso puede estar en la base del sinhogarismo".

Añade: "Es como si llamáramos al desempleo 'el problema de los que no tienen trabajo'; no tendría mucho sentido porque todos tenemos claro que la estructura productiva de un país y los ciclos económicos influyen en el fenómeno del desempleo".

La campaña incide en que "no tener hogar no es una cuestión individual, es un problema, fundamentalmente de acceso a vivienda".

"Queremos conseguir que nadie viva en la calle y mientras cruzamos ese camino es importante cambiar el lenguaje".

Algo parecido a lo que ocurrió con "aporofobia" -apunta- , un término acuñado por la filósofa Adela Cortina para aludir al rechazo a los pobres, que acabó entrando en el Diccionario de la Lengua Española y hasta siendo elegida palabra del año de la Fundación del Español Urgente (Fundéu), lo que ayudó mucho a visibilizar ese problema.

LO DEFINEN SUS PROTAGONISTAS: "ES UN INFIERNO", "ES VIVIR SIN NADA"

- "El sinhogarismo es sentirte que no eres nadie, ni nada, como si ya no importaras". Así lo define Antonio, que lleva 9 años sobreviviendo en las calles de Madrid.

"Lo peor de la calle es el frío, la lluvia que te cala, y las malas miradas, las malas contestaciones, el desprecio de los demás duele mucho cuando estás tan bajo de ánimos. Recuerdo un dolor de muelas y no tener nada para calmar el dolor por la noche, eso es muy jodido. Ojalá tener una definición sirva para que se tomen medidas reales para acabar con esto", añade a Efe.

- "El sinhogarismo es vivir sin nada. La vida en la calle para una mujer es muy difícil y muy peligrosa. Yo he pasado muchísimo miedo, muchísimo miedo. Y también frío, hambre, es muy duro". Esta es la vivencia de María, que ha estado 8 años en las calles de Barcelona.

Habla en pasado porque desde hace varios años vive en una de la viviendas que la ONG ofrece a las personas sin hogar a través del programa "Housing First", un lugar estable con apoyo profesional como medio desde el que propiciar cambios respetando el protagonismo de la persona en su propio proceso de recuperación.

- "¿El sinhogarismo? No tengo palabras para describirlo; para mí fue como el infierno, porque mi vida en la calle fue dura. Lo peor de vivir en la calle es la soledad, la intranquilidad, el desarraigo. El hambre que se pasa, el frío, el calor insoportable en verano, todo el conjunto", cuenta a Efe Alberto, 15 años viviendo en la calle en Murcia.

DISTINTAS VIVENCIAS, MISMAS VULNERACIONES DE DERECHOS

Los tres testimonios tienen muchas cosas en común y explican cómo carecer de un hogar implica serias vulneraciones de derechos, como a la seguridad, a la intimidad, a la alimentación, a la salud a desarrollar una vida plena, a relacionarse y ser parte de la sociedad.

"Durante el confinamiento se crearon 7.500 plazas de emergencia, fue un esfuerzo extraordinario, se hizo más que en 12 años; pero hemos perdido la oportunidad de oro al cerrar esas plazas, conseguimos tener un porcentaje muy importante de personas alojadas", lamenta el director general de Hogar Sí.

"No aprovechamos para hacer un proceso de transición que fueran incorporando a esa personas en viviendas" con apoyo profesional.

Faltan datos sobre sinhogarismo, los únicos que hay: 33.000 personas sufren sinhogarismo (INE-2011) y unas 20.000 camas disponibles (2018) según un encuesta de centros.

Por ello, las oenegés confían en que la nueva Estrategia Nacional para Personas sin Hogar, que debe aprobarse en 2021, recoja ese modelo basado en viviendas, se unifiquen los datos y se dote de financiación a las comunidades y ayuntamientos para facilitar esos cambios.

"Pero somos más ambiciosos: la estrategia debe marcarse el objetivo de erradicar el sinhogarismo", concluye Caballol.

Ana Rodrigo