El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, anunció hace poco más de diez días la inminente puesta en marcha de unidades postCOVID en todas las áreas sanitarias de Galicia, para proporcionar “atención y recuperación de calidad” a los ciudadanos que superaron la infección causada por el SARS-CoV-2, pero arrastran alguna secuela, algo habitual en los pacientes que fueron hospitalizados, sobre todo aquellos que estuvieron ingresados en unidades de críticos —UCI y Reanimación (REA)— y, por tanto, más graves.

“La creación de una unidad de este tipo es siempre una noticia positiva”, subraya Carmen Montero, jefa de Neumología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), uno de los servicios hospitalarios más implicados, junto con Medicina Interna y Rehabilitación, en el seguimiento de pacientes que superaron el COVID tras pasar por el hospital y que, por tanto, tendrá un papel clave en la nueva unidad. “Participaremos profesionales de diferentes especialidades, como neumología, medicina interna, psiquiatría, psicología, rehabilitación o Atención Primaria, para adaptarnos a las distintas necesidades de los pacientes. Y aunque no estarán dentro de la unidad, también van a colaborar compañeros de otras áreas, como cardiología o neurología, cuando haya que abordar algún caso con secuelas de ese tipo”, concreta la doctora Montero, quien reitera que disponer de una unidad multidisciplinar “siempre aporta mucho”, al facilitar el acceso de los pacientes a los diferentes especialistas “de manera más ordenada”.

Desde el inicio de la pandemia de SARS-CoV-2, hace ya más de un año, los profesionales del Chuac han estado muy pendientes de la evolución de los pacientes con COVID, durante su estancia en el hospital, pero también tras la vuelta a sus domicilios, pues la recuperación de estos enfermos no siempre es fácil. “Ya desde la primera ola, servicios como Neumología o Medicina Interna venimos siguiendo a los pacientes que estuvieron hospitalizados por COVID. En los casos en que sufrieron una neumonía bilateral grave, pero se recuperaron relativamente bien, ese seguimiento lo realizamos un poco más tarde. En los últimos doce meses hemos aprendido, por ejemplo, que la radiografía de tórax de estos enfermos tarda tiempo en normalizarse, y que determinados síntomas de la infección causada por el SARS-CoV-2, como el cansancio, persisten durante bastantes semanas, de manera que a veces es difícil diferenciar ese agotamiento de la dificultad para respirar. Ahora sabemos que la remisión de esos síntomas lleva su tiempo, por eso hemos ido espaciando las consultas post-hospitalización”, explica Carmen Montero, quien especifica que la finalidad de ese seguimiento es “controlar todo aquello que se podría haber descontrolado cuando el paciente ingresó en el hospital”.

CASOS MÁS COMPLEJOS

“En la recuperación de una parte de los enfermos, aquellos que pasaron tiempo en la UCI, también es clave el papel de los compañeros del Servicio de Rehabilitación. Este grupo de pacientes suelen abandonar intensivos con mucha miopatía (debilidad muscular), o incluso con polineuropatía, y precisan mucha fisioterapia ya en el hospital. Cuando están estables, desde el punto de vista respiratorio, y pueden comer y realizar las funciones básicas, lo habitual es que reciban el alta hospitalaria. Algunos se marchan ya sin ningún problema muscular, pero otros vuelven a casa con una consulta para seguir la rehabilitación ambulatoria”, detalla la jefa de Neumología del Chuac.

“De la misma forma —continúa la doctora Carmen Montero—, algunos enfermos salen de la UCI solo con oxígeno, pero continúan necesitando un respirador. Y si esto se perpetúa en el tiempo y los pacientes están ya estables, también se van a sus domicilios con un respirador o con oxígeno a flujo muy alto, aunque afortunadamente son los menos. En este caso, nosotros les hacemos un control estricto, en un periodo inferior a los 15 días, para ver cómo se van adaptando a ese aparato o si tienen algún problema. Y hay pacientes con otro tipo de secuelas, como una traqueostomía, aunque son muy pocos también, o con algún problema de deglución o afonía y que, por tanto, requieren foniatría, con los que también realizamos un trabajo muy intenso”, resalta la especialista.

La responsable de Neumología del complejo coruñés aclara, no obstante, que los pacientes afectados por este tipo de secuelas, de mayor complejidad, presentan, en general, otras comorbilidades. “Los enfermos con más dificultades para recuperarse suelen ser personas con obesidad, de mayor edad o que ya padecían, antes de infectarse con el SARS-CoV-2, algún problema pulmonar serio. Y, fundamentalmente, más hombres que mujeres”, subraya la doctora Montero, quien apunta que las nuevas unidades postCOVID del Servizo Galego de Saúde (Sergas) y, por tanto, también la del Chuac, van a contar, precisamente, con un “comité específico” que se encargará de llevar este tipo de casos.

La doctora Carmen Montero, en su consulta del Hospital Universitario de A Coruña. L. O.

Carmen Montero | Jefa de Neumología del Hospital Universitario de A Coruña

“Los pacientes se deben incorporar a la vida activa cuanto antes, en función de sus posibilidades”



“Paciencia” es la receta que prescribe la jefa del Servicio de Neumología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), Carmen Montero, a los pacientes que reciben el alta hospitalaria tras superar el COVID y, en general, a todos los ciudadanos que han pasado la infección causada por el SARS-CoV-2. “Es muy importante transmitir a la población que la recuperación de esta enfermedad es un poco lenta. Sobre todo, que el cansancio general persiste durante varias semanas, y que es importante consultar esa situación, primero, con los profesionales de la Atención Primaria. No se trata de hacer a todo el mundo cantidad de pruebas, sino de controlar a los pacientes, porque hay que dar un tiempo a la recuperación. Y lo mismo, a nivel pulmonar. Hemos aprendido que es mejor esperar ocho semanas como mínimo, para hacer una radiografía de tórax a los pacientes que han sufrido neumonía bilateral por COVID, y no cuatro como hacemos en los casos de neumonía normal, porque tendríamos que estar repitiendo la prueba cada poco tiempo para comprobar que el problema se resolvió”, subraya la doctora Montero. Cuando, pasado ese tiempo, las secuelas del COVID no se resuelven, sí conviene “iniciar otras pruebas”. “Los pacientes que, a nivel pulmonar, nos preocupan más, en este momento, son aquellos en los que ya vemos datos que sugieren que pueden evolucionar hacia una fibrosis. Aunque, insisto, son los menos, pues la mayoría se recupera por completo”, señala.

La responsable de Neumología del Chuac insiste en que las secuelas del COVID “no se pueden valorar a corto plazo” y que, por tanto, todavía es “pronto” para medir el impacto de la tercera ola a este nivel. De esta última oleada de la pandemia en el área sanitaria de A Coruña y Cee, la percepción de la doctora Montero es que “ingresaron pacientes más jóvenes, y con enfermedad más grave”, aunque la estancia media en el hospital de estos enfermos, “al ser más jóvenes, también es menor”.

La jefa de Neumología del complejo hospitalario coruñés hace especial hincapié en lanzar una última recomendación a los pacientes que superaron el COVID. “Les diría que se incorporen a hacer una vida activa y lo más normal posible cuanto antes, obviamente, en función de sus posibilidades. El COVID es un proceso muy traumático a todos los niveles (orgánico, psicológico...), tanto para el enfermo como para la familia, y eso les va a ayudar en la recuperación. Con rehabilitación, o sin ella”, concluye.