Ni el rechazo de las dos asociaciones de padres de la pública ni los peros introducidos en el debate por el sindicato Anpe en la mesa sectorial de ayer, centrada en un único, pero controvertido punto, el calendario escolar, bastaron para convencer a la Consellería de Educación para retirar su plan de adelantar la recuperación extraordinaria en ESO, 1º de Bachillerato y 1º de FP Básica, hasta ahora relegada a septiembre, al mes de junio. De hecho, la propuesta recibió apoyo de sindicatos como CIG o CCOO.

CIG-Ensino defiende que el cambio de los exámenes “puede tener más ventajas que inconvenientes”, si bien matiza que la medida por sí sola no basta si no se acompaña de actuaciones encaminadas a reducir el fracaso escolar que consideren además reducción de ratios y horario lectivo de los docentes, mejora de los planes de refuerzo para el alumnado y reorientación de los currículos. En el caso de CCOO, su representante, Luz López, manifestó un apoyo “rotundo” a la apuesta de Educación ya que tiene “más pros que contras”.

De la mesa sectorial, que fue larga, la propuesta presentada hace una semana por Educación y, según la Administración, avalada por la Xunta Autonómica de directores, salió en principio como entró: los más pequeños de la casa, hasta Primaria más Especial empezarán el 8 de septiembre y una semana después los mayores (ESO, Bachillerato, FP). Todos tienen el mismo horizonte para finalizar, el 21 de junio, pero la fecha incluye ya el período de recuperación para la repesca, prevista por la Administración gallega del 17 al 21. Los sindicatos cuestionaron que el calendario incluya 176 días lectivos, uno por encima del mínimo fijado en la normativa estatal, y pidieron recortar esa jornada o bien el 8 de septiembre, con lo que el curso empezaría el 9, o haciendo no lectivo el 22 de diciembre. Al parecer, obtuvieron el compromiso de la Xunta de que revisaría la propuesta.

Sindicatos como Anpe expusieron su recelo ante el avance de la recuperación. Reclamaron la necesidad de abrir un debate “en profundidad” sobre el tema a partir de un estudio “detallado” de todos los pros y contras que puede suponer una medida de tal calado. Al respecto, alegan que ha funcionado con desigual suerte en comunidades que lo han probado y añaden la cuestión de si el alumnado que no fue capaz de superar el curso en el período ordinario sí será en cambio “capaz de alcanzar las competencias” que se le requieren en dos semanas. Además también cuestionan cómo a partir del 6 del mismo mes está prevista la evaluación ordinaria para los alumnos de esos niveles educativos, por lo que se pregunta qué ocurrirá con los estudiantes que superen las materias a partir de esa fecha y hasta que finalicen oficialmente las clases, una preocupación que también comparten los padres de Confapa Galicia, quienes planteaban si aquellos que aprueban de forma ordinaria el curso seguirían o no yendo al centro “no se sabe bien a qué ni por quién estarían atendidos”.

Por su parte, el secretario nacional de CIG-Ensino, Suso Bermello, indicaba su acuerdo con el adelanto, sobre todo ante la posibilidad de contar con dos semanas de refuerzo impartidas por parte del mismo profesorado del curso y “sin el lapsus del verano”. Lo mismo apunta López, para quien se debe garantizar que son los mismos docentes que dan clase en el curso quienes se encarguen del refuerzo al alumnado para la prueba extraordinaria.

Los progenitores mostraron su rechazo a la medida y cuestionaban que en un debate en el que está en juego un tema “familiar” no se les consulte y se lleve a una mesa sectorial, de carácter laboral. Educación defendió el adelanto al mes de junio por los efectos “beneficiosos” que puede traer a la comunidad educativa.