El presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, ha puesto su cargo diocesano de arzobispo a disposición del Papa Francisco al cumplir este miércoles 75 años, ya que está obligado a presentar su renuncia al pontífice al alcanzar la edad de jubilación.

Se trata de un trámite obligatorio y más protocolario que efectivo, puesto que no suele tener consecuencias inmediatas, ya que el Vaticano prorroga en sus cargos a los obispos que gozan de buena salud y a los que no ha perdido la confianza.

A principios de este mes de abril, el cardenal Juan José Omella, que nació en Queretes (Teruel) el 21 de abril de 1946, envió al papa Francisco su carta de renuncia al cargo de arzobispo de Barcelona antes de la celebración hoy de su 75 aniversario, que es la edad de la jubilación de todos los obispos de la Iglesia católica, según marca el canon 401.1 del Código de Derecho Canónico.

El cardenal Omella es el arzobispo metropolitano de Barcelona desde el 26 de diciembre de 2015 y seguirá ejerciendo su ministerio episcopal hasta que el Papa acepte su renuncia, cosa que parece muy improbable, ya que el responsable de la Conferencia Episcopal Española es una de las personas de más confianza del pontífice dentro de la curia.

El cardenal arzobispo de Barcelona es presidente de la Conferencia Episcopal Española desde hace poco más de un año, cuando el 3 de marzo de 2020 fue elegido por los obispos españoles para asumir un mandato de cuatro años al frente de la CEE.

En la curia romana, desde el año 2014 es miembro de la Congregación para los Obispos (Congregatio pro Episcopado).

Además, el 27 de junio de 2017 el Papa Francisco le concedió la dignidad de cardenal y seguirá siendo elector -puede votar en el cónclave para elegir papa- hasta que cumpla los 80 años.