Caída del cabello, náuseas o disminución de la defensas son algunos de los efectos secundarios de la quimioterapia, tratamiento al que mujeres postmenopáusicas con un tipo de cáncer de mama común, diseminado hasta a tres ganglios linfáticos, podrán renunciar, de manera segura, si tienen una determinada puntuación en un test genómico. La terapia hormonal, en esos casos, sería suficiente para consolidar el proceso de curación, según se desprende de un estudio internacional, con participación coruñesa, que abre una nueva vía en el abordaje clínico de esa enfermedad.

La investigación, presentada en el Simposio de Cáncer de Mama de San Antonio, en Texas (Estados Unidos), determina, en concreto, que las pacientes postmenopáusicas con receptores hormonales positivos (RH+) y HER2 negativo (luminal), el subtipo de cáncer de mama más frecuente, con entre uno y tres ganglios axilares afectados y que actualmente son tratadas con quimio y terapia hormonal, podrán prescindir del primero de esos tratamientos sin ver comprometida su supervivencia.

Promovido por el grupo cooperativo norteamericano SWOG Cancer Research Network, con el apoyo del National Cancer Institute (NCI) de Estados Unidos, el estudio RxPONDER —como se denomina— cuenta con participación del Grupo Geicam de Investigación en Cáncer de Mama, que contribuyó con la inclusión de 792 voluntarias, casi el 20% del total, a través de 21 hospitales españoles. Entre ellos, el Centro Oncológico de Galicia (COG), en A Coruña, que aportó un total de 63 pacientes, intervenidas en diferentes centros gallegos, como el Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) o el Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo (HULA).

En total, la investigación contó con la participación de más de 5.000 mujeres con el citado cáncer de mama, el equivalente a un tercio de todas las afectadas con ese subtipo de tumor en España. Unas 8.000 cada año.

“El tratamiento estándar del cáncer de mama luminal, y que se utiliza desde hace tres décadas, es la quimioterapia (antraciclinas y taxanos), seguida de terapia hormonal, que se administra en un intervalo de entre cinco y diez años”, explica el doctor Manuel Ramos, jefe del servicio de Oncología Médica del COG coruñés, miembro de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia y ejecutivo del Grupo Geicam, quien especifica que el estudio en el que participó el COG, se basa en el test genómico Oncotype DX, de la compañía Exact Sciences, que “cuantifica la expresión de 21 genes en el tejido tumoral de las pacientes para ofrecer tanto un índice de probabilidad de beneficio o no de la quimioterapia, como un índice de recaída del cáncer, denominado Recurrence Score”.

La investigación se llevó a cabo de la siguiente manera: las participantes con un resultado Recurrence Score igual o inferior a 25, es decir, un riesgo bajo de recaída de la enfermedad —ese valor puede oscilar entre cero y 100—, se aleatorizaron a tratamiento estándar con quimioterapia más hormonoterapia, o a tratamiento solo hormonal. Es decir, a la mitad se le retiró la quimio; a la otra mitad, se le mantuvo el tratamiento tradicional. La supervivencia a un lustro, que es como se mide el efecto de las terapias en el área de oncología, fue la misma en ambos grupos: cercana al 90%.

“Este estudio cambiará el tratamiento estándar en un segmento muy significativo de pacientes, casi en un tercio de ellas, ya que mediante el test genómico Oncotype DX, se podrá determinar cuáles se pueden beneficiar, y cuáles no, de la quimioterapia”, incide el jefe de Oncología del COG, quien subraya que evitar la quimio supone ahorrarse todos los efectos secundarios de esa terapia, “como la caída de pelo, las náuseas y o la disminución de las defensas”. “También evitar tener que acudir tantos días al hospital y hacer la cantidad de análisis que exige el control de ese tratamiento”, expone el doctor Ramos.

¿Y antes de la menopausia?

El estudio con participación coruñesa incluyó, también, a pacientes premenopáusicas, en cuyo caso sí se constató un beneficio al administrar quimioterapia y, a continuación, tratamiento hormonal, con una mejora de la tasa de supervivencia libre de enfermedad, a los cinco años, de un 5%. En concreto, un 94,2%, frente al 89% en las que solo recibieron hormonoterapia.

De la investigación también se desprende que el pronóstico en todos los grupos de pacientes es excelente, a pesar de tener ganglios afectados. “La supervivencia libre de enfermedad, es decir, las pacientes que no tuvieron recurrencia del tumor durante un lustro, superaba el 90%”, remarca el doctor Emilio Alba, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Regional y Virgen de la Victoria de Málaga, miembro del Comité Científico de Grupo Geicam e investigador principal del estudio RxPONDER en España. Los resultados, concluye este experto, “suponen el cambio de práctica clínica en cáncer de mama con ganglios positivos más importante de los últimos 25 años, desde la incorporación de los taxanos al tratamiento”.

El doctor Manuel Ramos, en el Centro Oncológico de Galicia. Fran Queiruga.

“Investigar es fundamental para mejorar la calidad de vida de los enfermos oncológicos”

El doctor Manuel Ramos, jefe del servicio de Oncología Médica del Centro Oncológico de Galicia (COG) y miembro ejecutivo de Geicam, el grupo promotor de la participación española en el estudio RxPONDER, reivindica los importantes avances logrados, en los últimos años, en el abordaje del cáncer de mama, y su contribución al significativo aumento de la supervivencia a esa enfermedad. “Se han dado grandes pasos en el tratamiento del cáncer de mama, tanto en el abordaje quirúrgico, como en las terapias para hacer frente a esta dolencia que, a día de hoy, son mucho más precisas. Para algunos subtipos, además, disponemos de fármacos capaces de redecir la mortalidad de una manera importante”, apunta el doctor Ramos, quien especifica que el COG tiene actualmente en marcha “varios estudios”, algunos también con el Geicam, y otros en colaboración con otros grupos de investigación. “En cáncer de mama, tenemos abiertos al menos ocho ensayos más, en diferentes etapas de la enfermedad. Investigar es la única forma de seguir avanzando y mejorando la calidad de vida, y por supuesto la supervivencia, de las afectadas”, recalca.