Besos y abrazos volvieron ayer a las residencias sociosanitarias de Galicia, tras más de un año prohibidos por la pandemia de COVID. Sin pantallas de por medio, ni plásticos, ni distancias. Piel con piel. Dos meses y medio después de completarse la campaña de vacunación en esos centros, y coincidiendo con el fin del segundo estado de alarma, la Xunta dio luz verde a que los usuarios y sus familiares retomen el contacto físico que el SARS-CoV-2 les negó, con la tranquilidad que les infiere el escudo protector de Pfizer. Los residentes en centros situados en municipios en nivel medio o medio-bajo de restricciones podrán empezar a disfrutar, también, de un máximo de cinco salidas por semana. Una inyección de ánimo, a buen seguro, para el colectivo más golpeado por el COVID.

David López, usuario de Aspronaga, recibe un abrazo de su madre, ayer, en Lamastelle. Carlos Pardellas

Más felices que de costumbre, si cabe, recibían ayer las visitas de sus seres queridos Pilar Varela y María Santiso, residentes en La Milagrosa (A Coruña), sabedoras de que por fin iban a poder achucharlas. “Teníamos tantas ganas...”. También David López, residente de Aspronaga (Oleiros), aguardaba con entusiasmo la llegada de su madre. Ya reunidos, unos y otros posaron, ilusionados, para inmortalizar un momento que, insisten, “ya tocaba”.

Pilar Varela recibe un beso de su hija, ayer, en la residencia La Milagrosa. Carlos Pardellas

Las residencias sociosanitarias de Galicia se mantienen, desde hace semanas, como espacios prácticamente libres de SARS-CoV-2. En la actualidad, hay trece infecciones activas vinculadas a esos centros —11 usuarios y 2 trabajadores—, aunque todas corresponden al brote detectado en la residencia DomusVi Chantada, de esa localidad lucense, a principios de este mes.

La vacunación tiene mucho que ver, sin duda, en la situación epidemiológica de estos recintos, los más castigados desde el inicio de la pandemia de COVID, y especialmente durante la primera ola. De hecho, los primeros datos de un estudio puesto en marcha por investigadores del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), y dado a conocer esta semana, revelan que el 94% de los usuarios de residencias de mayores del área sanitaria coruñesa, y todos sus trabajadores, tenían anticuerpos a las tres semanas de recibir la segunda dosis. El equipo del Chuac hará un seguimiento a los internos de dos de estos recintos —Padre Rubinos y Orpea— para evaluar su inmunidad durante un año.