Cinco siglos después de que Leonardo da Vinci diseñase, allá por el año 1495, el primer autómata humanoide de la historia, dotándolo de forma anatómica y detalles tridimensionales, el genial polímata florentino da nombre al robot que ha revolucionado la cirugía y que, presumiblemente después del verano, llegará a los hospitales de referencia de las siete áreas sanitarias de Galicia. Urología es la especialidad que más se va a beneficiar de esa tecnología “de última generación”, de ahí que Venancio Chantada, responsable de ese Servicio en el Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) y presidente de la Sociedad Gallega de Urología, se muestre “satisfecho y orgulloso” de que por fin vaya a ser incorporada al Servizo Galego de Saúde (Sergas). “La principal ventaja de Da Vinci es que mejora muchísimo la precisión en las cirugías por laparoscopia”, apunta el doctor Chantada, quien avanza que el Chuac utilizará ese robot en intervenciones de cáncer de próstata o vejiga, para extirpar tumores de riñón o para realizar extracciones de ese órgano a donantes en vivo. “Con un equipo tan consolidado y competitivo como el nuestro en trasplante renal, confío en que en el futuro también podamos llevar a cabo esas operaciones mediante robótica”, subraya.

¿Por qué la incorporación del robot Da Vinci a la sanidad pública gallega era una noticia tan esperada?

Da Vinci es la tecnología quirúrgica más puntera que hay ahora mismo, y el modelo que va a adquirir el Sergas para sus siete hospitales de referencia es ya la cuarta generación de ese robot. El básico salió al mercado en 1999, y ya en aquel momento se hizo muy famoso porque un urólogo francés muy conocido operó con él una próstata a distancia.

¿A distancia? ¿Cómo es eso?

Sí, el paciente intervenido estaba en un hospital, y el cirujano que manejaba la consola del robot —Da Vinci está compuesto por el robot en sí, con brazos articulados, y una consola con una pantalla tridimensional que manipula el facultativo sentado—, en otro. Algo que hoy en día, con la tecnología 5G, se podría llegar a hacer, aún estando a miles de kilómetros de distancia, y aunque suene a ciencia ficción.

Urología es el área que más se va a beneficiar de esa tecnología, pero no la única. ¿Qué otras especialidades usarán Da Vinci en el Chuac y cómo se van a organizar?

En nuestro hospital, entre siete y ocho especialidades utilizaremos el robot. Obviamente, Urología es el área que más provecho le va a sacar, ya que Da Vinci nació para pacientes urológicos, lo que sucede es que con el uso y la popularidad que ha adquirido con el paso del tiempo, otras áreas como Cirugía general, Ginecología, Cirugía torácica, Cirugía cardíaca, Maxilofacial u Otorrinolaringología, e incluso Cirugía pediátrica, están empezando a recurrir también a él. Todos vamos a querer operar con el robot, y habrá que hacer una distribución por días y quirófanos. La idea es sacarle el máximo rendimiento, de manera que el compromiso que tenemos es que funcione por la mañana y por la tarde.

¿En qué beneficia a los médicos operar con Da Vinci, con respecto a hacerlo mediante laparoscopia convencional?

La cirugía laparoscópica obliga al médico a estar de pie y realizar movimientos de contorsión. A veces hay que pasar mucho tiempo en esa posición, fijando la cabeza en una pantalla, y al término de la intervención se pueden sufrir, incluso, problemas musculares u óseos. Con el robot, el cirujano opera en una consola cómodamente sentado, por tanto, el desgaste físico es mucho menor.

Y para los pacientes, ¿cuáles son las ventajas?

Da Vinci es una tecnología 3D, lo cual permite al cirujano tener una visión magnificada, como si navegara por el interior del cuerpo del paciente. Además, el robot tiene una tecnología que mejora los movimientos del facultativo, al poder girar 360 grados, y otro aspecto muy positivo es que no tiembla. En un médico con experiencia, el temblor es imperceptible, pero hasta en eso Da Vinci es mucho más preciso.

Pero el robot Da Vinci no suple, en ningún momento, al cirujano.

Obviamente, tiene que haber un cirujano que maneje el robot; si lo dejásemos solo, haría una desfeita. Pero Da Vinci sí mejora los movimientos y la precisión del facultativo. Visión en 3D, magnificación, navegación interna y precisión son las cuatro características principales de esta tecnología. Todo esto va a permitir que los pacientes, que son intervenidos mediante unos puntos de entrada mínimos de apenas un centímetro, se puedan levantar ya al día siguiente de la operación, y en muchos casos, recibir incluso el alta hospitalaria. Además, el posoperatorio es mucho menos doloroso, se reduce enormemente el riesgo de sufrir hemorragias, y esto va a posibilitar que recuperen, en pocos días, su vida familiar, social y laboral.

¿Qué dolencias van a operar los urólogos del Chuac mediante esta tecnología?

Muchas, pero de entrada hay que optimizar el robot y usarlo en los pacientes que se vayan a beneficiar más de sus ventajas. Una cuestión importante que se da en el área de Urología es que la cirugía con Da Vinci es muy funcional. De hecho, es ahí donde más se nota la diferencia con respecto a otras áreas.

¿A qué se refiere?

Por ejemplo, cuando opero a un hombre con cáncer de próstata, sé que con mucha probabilidad voy a poder curar su enfermedad, por eso lo que más me preocupa es que, tras la intervención, el paciente pierda la continencia de la orina o la función sexual. En otras especialidades médicas no pasa esto. Se extirpa el tumor o el órgano afectado sin que haya ninguna repercusión funcional. Por eso en el cáncer prostático, y también en el de vejiga, es importantísimo seleccionar muy bien a quién se va a operar mediante esta tecnología, porque hay que aportar curación y funcionalidad.

¿Qué otras aplicaciones tendrá Da Vinci en su especialidad?

Otra intervención de nuestra área que se va a beneficiar de la robótica es la cirugía del cáncer de riñón. Antes, ante tumores renales muy complejos, se optaba por quitar el órgano entero, pero desde hace años se intenta extirpar solo el tumor y dejar el riñón, porque eso a la larga va a favorecer que el paciente tenga menos insuficiencia renal y tendencia a la hipertensión arterial, y que si algún día tiene que recibir quimioterapia o radio, responda mejor a los tratamientos. Esto ya lo veníamos haciendo mediante laparoscopia, y el robot nos va a permitir realizarlo en mejores condiciones y con mucha más precisión.

¿Y los trasplantes? ¿Se beneficiarán también de la robótica?

Por supuesto, Da Vinci tiene importantes aplicaciones también en el área de trasplante renal, y el Chuac es uno de los centros que más intervenciones de este tipo realiza en España, tanto de donante cadáver, como entre vivos. En este último caso, la robótica va a mejorar muchísimo la seguridad de la extracción del órgano, y también la comodidad del donante. Y con un equipo tan consolidado y competitivo como el nuestro en trasplante renal, confío en que en el futuro también podamos llevar a cabo esas operaciones mediante esta tecnología, como ya se está haciendo en otros hospitales.