“La investigación se centra en averiguar qué ha ocurrido dentro del bar”, explicó ayer el inspector Óscar Carreras, jefe de la comisaría de Martorell de los Mossos d’Esquadra, donde seguía detenida una mujer de unos 35 años por cortar el pene al dueño del establecimiento en el que trabajaba de camarera. No será fácil descubrirlo pero no queda ninguna duda de que, como ocurre habitualmente, en el contexto estará la clave del caso.

El bar Sibarita está ubicado en la calle de Josep Pla de Sant Andreu de la Barca (Bajo Llobregat). Fue adquirido por el hombre herido por la mujer hace menos de un año. No es el único establecimiento que regenta. Tiene por los menos otro en la misma localidad y un tercero en Barcelona. La mujer arrestada por un delito de lesiones era camarera del Sibarita. Anteanoche, a las dos de la madrugada, con el bar cerrado, camarera y dueño seguían dentro del local.

Carreras detalló que primero salió el dueño del local y acudió a la comisaría local de Sant Andreu a pedir auxilio. Estaba herido en los genitales y los municipales avisaron al Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM), que lo trasladó en ambulancia al Hospital de Bellvitge. Ayer fue intervenido de urgencia y se desconocía si eso bastará para recuperar la funcionalidad del miembro cercenado.

A los pocos minutos, se presentó la mujer y confesó los hechos. Pero añadió que se trató de una acción de defensa propia, había atacado a su jefe, agarrando uno de los cuchillos que tenía a su alcance, para repeler un intento de violación. Según fuentes policiales, la mujer declaró que no era la primera vez que el dueño del bar la agredía sexualmente. El inspector Carreras subrayó que la investigación se encuentra en una fase muy inicial y que van a comprobar si la mujer dice la verdad. Lo de averiguar qué ocurría en aquel bar no atañe únicamente al ataque con el cuchillo sino a sus antecedentes. Al hombre, cuando despierte de la operación, se le notificará que está bajo custodia policial y que debe prestar declaración. Está denunciado por varios delitos contra la libertad sexual de la mujer.

Tanto el dueño como la camarera son originarios de Bangladesh. Según fuentes consultadas por este diario, él tiene una pareja estable en su país y ella, también. La mujer, además, tiene una hija en el país asiático. En cuanto a la situación contractual y legal de la mujer, todavía se desconoce. Interesa saber si la camarera estaba siendo explotada laboralmente o no, una condición que agravaría una hipotética situación de vulnerabilidad.